MIm DO SOL SIm
R. ¡Que no me olvide de ti, ciudad de Dios!
MIm SIm
Junto a los ríos de Babilonia,
DO SOL
nos sentábamos a llorar, acordándonos de Sión.
MIm SIm
En los sauces de las orillas
DO SOL SIm
teníamos colgadas nuestras cítaras. R.
MIm SIm
Allí nuestros carceleros
DO SOL
nos pedían cantos,
MIm SIm
y nuestros opresores, alegría:
DO SOL SIm
«¡Canten para nosotros un canto de Sión!» R.
MIm SIm
¿Cómo podíamos cantar un canto del Señor
DO SOL
en tierra extranjera?
MIm SIm
Si me olvidara de ti, Jerusalén,
DO SOL SIm
que se paralice mi mano derecha. R.
MIm SIm
Que la lengua se me pegue al paladar
DO SOL
si no me acordara de ti,
MIm SIm
si no pusiera a Jerusalén
DO SOL SIm
por encima de todas mis alegrías. R.