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San Obicio, penitente

Nació en Niardo, pueblo cercano a Brescia, hacia el 1150; su padre, Gratiadeus, era gobernador, por lo que tuvo una infancia acomodada. Contrajo matrimonio, de lo que tuvo cuatro hijos, e ingresó en la milicia, por lo que participó en las habituales luchas de su tiempo. Es muy devoto de santa Margarita, a quien lleva representada en su escudo, pero la religión no ocupa ningún espacio relevante en su vida. Sin embargo, En una batalla en las inmediaciones del río Oglio estuvo a punto de perder la vida, cuando caballos y caballeros cayeron desde un puente que cedió ante el peso. Salvado por un desconocido, que lo llevó a la orilla, tuvo, mientras estaba semiconsciente, una visión donde se vio a sí mismo en el infierno.

Una vez restablecido, bastó esa visión para hacerle comprender la vanidad de la vida y la necesidad de hacer penitencia. Abandonó el ejército, pero tuvo inicialmente la oposición de su familia; sin embargo, con la oración y el ejemplo, su mujer e hijos comprendieron su conversión, y de opositores se transformaron en apoyos de su vocación. Dejó a su mujer y sus hijos los bienes, y se retiró, primero en peregrinación, y luego, en 1197, de siervo al convento bresciano de Santa Julia, como oblato benedictino.

Murió en 1204 (otros dicen 1206), asistido por su familia, y dos de sus hijos, Margarita y Maffeo, ingresan también como religiosos, siguiendo su ejemplo. Su fama de santidad y culto inmemorial fueron confirmado por el papa León XIII. Sus reliquias reposan en la parroquia de Niardo (la foto muestra el actual relicario, con la imagen del santo atrás).

Artículo basado en la noticia de Claudia Gioia en Santi e beati. El decreto de confirmación de culto trae, en latín, una semblanza biográfica, ASS 1900-1, pág 182.