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Beato Varmundo de Ivrea, obispo

Uno de los pastores más importantes de los que la Iglesia de Ivrea puede presumir en sus muchos siglos de historia, es sin duda Veremundo. Nacido alrededor del 930, de la noble familia vercellesa de Arborio, estudió en Pavía, donde parece que se calificó en leyes. Pero por deseo del emperador Otón I fue elegido como cabeza de la diócesis de Ivrea, hacia el 983 u 84, ciudad que en ese momento era sede de un importante marquesado. Está documentada su presencia en el sínodo de Milán del 969, convocado para reorganizar las diócesis del Piamonte meridional devastadas por las incursiones y ataques de los sarracenos.

Los roles de pastor y guía civil de la comunidad, son afrontados por Veremundo con gran habilidad, que combina la caridad evangélica con la firmeza de la justicia. En particular, estas dotes se muestran importantes en el contexto de la delicada cuestión del Marqués Arduino, quien, respaldado por feudatarios laicos, busca realizar su proyecto político de una Italia unida, al margen de la Iglesia y el Imperio. Contra él, el santo obispo lanzó una excomunión, confirmada a continuación por el Papa, para reivindicar la plena y legítima libertad de la Iglesia.

Su compromiso de obispo involucra también un nuevo impulso al desarrollo cultural y educativo: abre una escuela episcopal, en la que se asume la importante tarea de la copia y ornamentación de manuscritos. Es también responsable de la reconstrucción de la antigua catedral de Santa María, donde puso las reliquias del presunto mártir tebeo san Tegolo, que se encontró cerca de la ciudad. San Veremundo concedió también importantes privilegios a la fundación del monasterio de Fruttuaria, gobernado como primer abad por Guillermo de Volpino, comprendiendo la importancia que esa institución podría tener en el contexto de su territorio diocesano.

Su intensa actividad sólo se vio interrumpida por la muerte, ocurrida en un año entre 1010 y 1014. Sobre su tumba se colocó un cenotafio preparado por él mismo, mientras que el pueblo comenzó a venerar inmediatamente su memoria como santo, a pesar de que la confirmación de su culto llegó recién en 1857, bajo el pontificado de Pío IX. Su memoria, que se celebraba el 9 de agosto, quedó fijada actualmente para el 13 de noviembre, día en el que la Iglesia de Ivrea conmemora a todos sus pastores santos. Sus reliquias se conservan en la catedral de la ciudad, donde están también los ejemplos más significativos de sus imágenes, que no presentan rasgos iconográficos propios, distintos de los normales en un santo obispo.

Traducido para ETF de un artículo de Damiano Pomi. Transcribo con ciertas dudas que la participación en el sínodo de Milán haya sido en el 969, cuando tenía unos 39 años y estaba lejos de ser obispo; pienso que debe tratarse de un error de imprenta del original, y que la fecha correcta es el 989, pero no tengo manera, de momento, de corroborar el dato.