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Santa Solangia, virgen y mártir

La veneración de santa Solange ha estado muy difundida en Francia; muchos lugares de culto llevan su nombre, hay más de una «Vita» que se nos ha transmitido, y su culto ha sido confirmado por el papa Alejandro VII en 1658, al conceder misa en su honor en la parroquia de su título, en Bourges.

La santa nació posiblemente a mediados del siglo IX, en el pueblo de Villemont, en Bourges, Era de familia de campesinos, y ella misma, en cuanto tuvo edad suficiente, cuidaba el rebaño. Mientras tanto rezaba, y recordaba las historias de los santos, y poco a poco fue concibiendo el deseo de consagrarse enteramente a Dios.

Sin embargo cuando la joven tenía dieciseis años, Rainulfo, hijo del conde del lugar, deseó hacerla su esposa, y un día cuando la buscaba, la encontró en oración. Trató de convencerla de que aceptara su proposición matrimonial, pero la joven le dijo que ella ya era esposa de Cristo. El joven pareció aceptarlo, pero un día, mientras Solange estaba en el bosque, quiso tomarla por la fuerza; ella se defendió y él, sacando su espada, la decapitó. La leyenda agrega que la cabeza, aun viva, proclamó el nombre de Jesús. En su tumba se verificaron frecuentes milagros, y devino meta de peregrinación.

Pertenece al grupo de los santos «cefalóforos», es decir, aquellos a los que se atribuye haber tomado en sus manos su propia cabeza luego de haber sido decapitados, «milagro» muy presente en tradiciones legendarias de mártires; posiblemente cuando se perdía la memoria concreta de la vida de un santo, se le atribuía estas «maravillas» de manera convencional.

Acta Sanctorum, mayo, vol. II, pág. 589 ss. trae abundante material: una vida tomada del breviario local, dos vidas de autor -aunque parece que un poco tardías-, himno, antífona y oración litúrgicos, y la transcripción de la bula de Alejandro VII con la confirmación del culto.