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Santa Paulina del Corazón de Jesús Agonizante, virgen y fundadora

Amabilis Wisenteiner (o Visintainer, según transcribe el Martirologio Romano) nació en Vigolo Vattaro, pequeña localidad del Trentino o Sud-Tirol -según se denominaba bajo la dominación austríaca-, el 16 de diciembre de 1865. En 1875 muchas familias vigolesas migraron a Brasil, y también la familia Wisenteiner, que pasa a residir con los demás emigrantes en el Estado de Santa Catalina, en el sur del país, fundando incluso los centros de Nueva Trento y Vigolo, en homenaje a los lugares de origen.

A los 10 años, cuando recién había desembarcado en Brasil, mostraba ya una madurez superior a su edad, ya que las muchas necesidades de la familia la impulsaron a dar una mano trabajando ya desde pequeña. A los 22 años muere su madre, y ella queda al cuidado de la casa y de los hermanos; pero aun así se da el tiempo, junto a una compañera, de dar catecismo en la parroquia y visitar a los enfermos. A los 25 dejaron sus familias, y Amabilis y su compañera se retiraron a una cabaña cercana a la capilla de san Jorge en Vigolo, asistiendo a una enferma de cáncer. Se toma esa fecha, 12 de julio de 1890, como fecha de nacimiento de la congregación de las Pequeñas Hermanas de la Inmaculada Concepción.

Siguiendo el consejo de´l superior de la misión, que llevaban los jesuitas, Amábilis visitó en Nueva Trento al obispo diocesano, y tuvo la aprobación canónica de la nueva congregación religiosa. Pronunció los votos, y cambió su nombre por el de Paulina (será llamada por todos Madre Paulina). El párroco de Nueva Trento, un jesuita, que tuvo que trasladarse a San pablo, la invitó a trasladarse con él; en ese tiempo fue elegida Superiora General, y consiguió en San Pablo un gran desarrollo de la Congregación, con la apertura de varias casas. Aunque llegó también el momento en que tuvo que dejar el superiorato y quedar en un humildísimo último puesto, hasta su muerte, ocurrida el 9 de julio de 1942, en San Pablo.

Dejaba 45 casas en cinco estados del Brasil. El mensaje de la Madre Paulina en tierra de emigrantes y de misión, fue la total disponibilidad al servicio de la Iglesia en el espíritu ignaciano, y en el trabajo parroquial y religioso en todo aquello que fuera necesario. El proceso canónico se inició en 1965, y fue beatificada por SS Juan Pablo II y canonizada por el mismo Pontífice el 19 de mayo de 2002.

Traducido para ETF de un artículo de Antonio Borrelli. Sitio de la Congregación: www.ciic.org.br