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Santa Gorgonia, madre de familia

San Gregorio Nacianceno el Viejo y su esposa, santa Nona, tuvieron tres hijos: santa Gorgonia, san Gregorio Nazianceno y san Cesario, de los que Gorgonia era la mayor. Se casó y tuvo tres hijos, a los que dio una educación tan esmerada como la que había recibido. Gorgonia se repuso de dos graves enfermedades a base de confianza en Dios. Durante la primera, que sufrió como consecuencia de una de una seria caída, Gorgonia no permitió que la asistiese ningún médico. De la segunda enfermedad quedó curada al recibir la comunión. El hermano de la santa cuenta que, en cierta ocasión en que se hallaba enferma, Gorgonia fue a la iglesia durante la noche a buscar sobre el altar algunas migajas del Pan de los Ángeles, con la esperanza de obtener así la curación. Como se sabe, en aquélla época se usaba para los sagrados misterios el pan ordinario y así se hace todavía en muchas iglesia de Oriente:

Mi hermana Gorgonia era afligida de una enfermedad mortal, y los hombres versados en el arte de curar no tenían ya esperanzas. Entonces esta hermana muy amada se levante a media noche y se dirije a la iglesia: allí postrada ante el tabernáculo donde descansa Nuestro Señor Jesucristo por amor a nosotros le representa sus bondades, sus beneficios y los prodigios de su caridad:
«En otro tiempo -le decía- una pobre mujer atormentada por cruel enfermedad, toca la orla de vuestro manto y al instante queda curada. Y qué, mi amado Jesús, ¿se habrá disminuido vuestro poder? ¿vuestro Cuerpo todo tendría menos eficacia que la orla de vuestro vestido? ¿Vos que quisisteis enterneceros a la voz de la pobre Cananea, Jesús mío, serias insensible a mi súplica? ¿Vuestra bondad, vuestra ternura tan compasiva, no se moverá ya a curar a los enfermos? ¿Tendrá acaso límites la infinidad de vuestro poder, de vuestra bondad y de vuestro amor? Heme aquí postrada a los pies de vuestra inagotable misericordia, en presencia de este tabernáculo en donde habéis establecido vuestra morada en el exceso de vuestro amor a los hijos de los hombres. Pues bien: hago voto de no levantarme de aquí sin que me halláis curado.»
Terminada esta súplica, en la cual no se sabe que admirar más, si su fe tan viva o su encendido amor, Gorgonia se levanta: su petición había sido oída y estaba curada.

Santa Gorgonia fue siempre muy amante de la liturgia y solía contribuir a la construcción de iglesias. Vivía piadosa y sobriamente y era muy generosa con los pobres. Sin embargo, de acuerdo con la costumbre de la época, no recibió el bautismo hasta la edad madura. Al mismo tiempo que ella, se bautizaron su esposo, sus hijos y sus nietos. Su hermano Gregorio pronunció su oración fúnebre, que fue en realidad un panegírico de la bondad de santa Gorgonia. Dicho panegírico nos dice todo lo que sabemos de la santa. Su merte ocurrió alrededor del año 370 y había nacido hacia el 300.

Los escasos datos sobre Santa Gorgonia se encuentran en el panegírico que hizo de ella su hermano. Puede verse en Migne, PG., vol. xxxv, pp. 789-817. Acerca del incidente de la visita nocturna de Santa Gorgonia a la iglesia, véase H. Thurston, Journal of Theol. Studies, vol. XI (1910) , pp. 275-279. N.ETF: El fragmento del panegírico que hemos intercalado (en cursiva) fue tomado del fragmento citado en «Buena muerte - medios para asegurarse la gracia de una muerte cristiana», Rdo. P. Belecio, México, 1905, pág 298. Aunque a san Gregorio «el viejo» se le sigue llamando «santo», incluso en el elogio de santa Nona, de la edición oficial del Martirologio, no se halla inscripto en el actual Martirologio Romano; quizás se deba simplemente a una omisión, pero que no es de la edición española sino de la typica latina; su fecha tradicional de inscripción era el 1 de enero.