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Santa Devota, virgen y mártir

La vida terrena de santa Devota desarrolló en Córcega -en aquel momento provincia del Imperio Romano- en tiempos de la gran persecución ordenada por Diocleciano. Devota nació hacia el 283 en un lugar llamado Quercio, en las laderas que conectan el puerto romano de Mariana al centro de la ciudad, en la parte más elevada, en el territorio llamado actualmente Luciana, departamento de Haute-Corse.

La joven virgen había decidido consagrar su vida al servicio de Dios, pero fue víctima de una delación y a comienzos del 304 fue arrestada, encarcelada y torturada. Su craneo fue apedreado. Después de su muerte, el gobernador ordenó quemar su cuerpo, pero algunos cristianos lo salvaron de las llamas y lo pusieron en un barco con rumbo al África, donde -pensaban- alguien le daría cristiana sepultura. Pero en las primeras horas de la travesía se levantó una tormenta. De la boca del cadáver inanimado de Devota salió milagrosamente una paloma, que guió la embarcación el pequeño valle de Les Gaumates, que ahora forma parte del Principado de Mónaco, donde según la leyenda, ya había una capilla dedicada a San Jorge, mártir también de la persecución ordenada por Diocleciano. Aquí, según estas tradiciones, encalló la nave alrededor del 27 de enero, en un arbusto de flores muy temprano para la temporada de frío. El cuerpo mutilado de la joven mártir fue descubierto por pescadores y en su honor se erigió una capilla donde hoy se levanta la iglesia parroquial dedicada a ella, cerca del puerto de Mónaco. Los habitantes de Mónaco, así como los marineros de paso, comenzaron a reunirse en su tumba, y así comenzaron a verificarse los primeros milagros.

Este relato popular proviene de las muy difundidas (aunque tardías) "Actas", que se extienden en detalles sobre los diversos milagros que Dios obró en favor de sus fieles por mediación de la santa. Goza de gran veneración en Córcega y en Mónaco, lugares de los que es patrona. En 1612 Bernardo Landolius  realizó en Mónaco una estatua de la santa que luego Honorato II de Mónaco (el primer príncipe del lugar) dedicó. En 1820 fue proclamada, junto con santa Julia, patrona principal de Córcega, pero recién en 1894 le fue dedicada una iglesia allí. Desde 1984, con la aprobación de los textos de la misa en su honor, puede considerarse oficialmente confirmado el culto.

El relato está basado en el texto de Fabio Arduino en Santi e Beati. Las Actas pueden consultarse en Acta Sanctorum, enero, II, pág 770-71. A falta de datos fidedignos sobre su vida, los textos suelen extenderse sobre el amplio culto local que recibe la santa. La estatua que reproducimos es obra moderna, y se encuentra frente a la iglesia a ella dedicada en Córcega, su composición contiene la barca, la paloma y las flores, infaltables en la iconografía de la santa.