SA,V

Santa Antusa, virgen

Hija del emperador de Oriente Constantino V Copronimo y de la emperatriz Irene, al nacimiento le fue dado el nombre de Antusa en homenaje a la santa homónima de la Honoríada, venerada el 27 de julio, fundadora de monasterios masculinos y femeninos, que, perseguida en la cuestión iconoclasta, había después vaticinado el éxito del difícil embarazo gemelar de la Emperatriz. La princesa Antusa nacio hacia el 750 en Constantinopla y quedó bien pronto huérfana de madre, permaneciendo junto a su hermano gemelo León en la corte del impío padre.

Costantino V Copronimo (718-775), emperador de Oriente del 741 al 775, hijo de León III Isáurico, ya desde el inicio de su reinado reavivó el prestigio imperial, al reconquistar Constantinopla del usurpador Artavasde, camarlengo de su padre; combatió a los árabes y salvó a Constantinopla, la capital, atacada por los búlgaros, venciéndolos en el 755 en Anchialo; tuvo también éxitos sobre los eslavos. En Occidente las cosas no fueron bien: perdió en el 751, por obra de los Longobardos, el exarcado de Ravena; las intervenciones posteriores del rey Pipino y de Carlomagno, le hicieron cambiar sus proyectos de reconquista de la península itálica, y a la vez las disidencias religiosas con el papado provocaron la ruptura con Roma. Si al interior del Imperio, su política administrativa trajo como fruto una auténtica prosperidad de la monarquía, desde otro punto de vista la cuestión de la iconoclastia turbó profundamente el reinado. El Concilio de Hieria del 754 condenó el culto de las imágenes, y el Emperador puso en obra las deliberaciones con un rigor, que después del 765 tuvo carácter de persecución. Los monjes se vieron afectados más que otros y esto llevó a que Constantino V recibiera de los opositores apodos insultantes (Copronymos, de kópros: estiércol, excremento).

Antusa no compartía las posiciones del padre y, renunciando al matrimonio, dedicó su vida al servicio de Cristo; cuando en el 775 Constantino V murió y fue sucedido por el otro hijo y hermano de Antusa con el nombre de León IV, la princesa distribuyó sus riquezas entre los pobres, restaurando iglesias, edificando monasterios y rescatando esclavos.

Cuando también León IV murió, en el 780, su mujer Irene llegó a ser regente por el hijo menor de edad Constantino VI, y ofreció a la cuñada Antusa asociarse en el gobierno del Imperio. Pero Antusa era toda de Dios y prefirió rehusar, continuando con sus obras de caridad, ocupándose sobre todo de las viudas y de los huérfanos, proveyéndoles educación a sus expensas, hasta que en el 784 recibió el hábito monacal de manos del patriarca san Tarasio, en el monasterio de la Concordia, de Constantinopla, donde pasó sus últimos años, desempeñando los oficios más humildes y asistiendo con amor a las hermanas. Murió con casi 52 años, en el 801; la tradición oriental la considera como mártir, aunque este título no es admitido por el Martirologio latino.

Traducido para ETF de un artículo de Antonio Borrelli.