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San Rumoldo, eremita mártir

El Martirologio Romano reporta el 24 de junio la celebración de san Rumoldo, abad y mártir, que en otros calendarios es recordado el 1 de julio. De él nos han llegado noticias en varios textos, que, a medida que pasaba el tiempo, agregaban detalles particulares sobre las versiones precedentes, de tal modo que se fueron creando distintas versiones sobre el mismo santo. Hacia el 1100, la «Passio Sancti Rumoldi», escrita por el monje Teodorico de la abadía de San Trond, contaba que Rumoldo había nacido en Escocia, y después de un viaje a Roma se había establecido en Mechelen, nombre flamenco de la ciudad de Malinas, en Bélgica, invitado por el conde Adón y su mujer Elisa.

El santo retribuyó la hospitalidad con sus oraciones, gracias a las cuales les nació un hijo, el cual más tarde murió ahogado, y fue resucitado por el propio santo. Siempre ayudado por la generosidad del conde, Rumoldo pudo fundar una abadía; murió asesinado por dos compañeros que querían hacerse con su dinero.

Una posterior narración, de entre los siglos XIII y XV, elaboró todavía más la leyenda; este anónimo presenta a Rumoldo como hijo del rey de Escocia, David, y de Cecilia, hija del rey de Sicilia; entrado en el estado religioso resultó obispo de Dublin, cargo al que renunció cuando fue a Roma, a ver al papa Esteban II (752), para partir como misionero para predicar el Evangelio, estableciéndose en la zona de Mechelen. Esta versión concuerda con la precedente en cuanto a las obras del santo y a la muerte violenta, aunque no son dos compañeros los que lo matan sino dos trabajadores, a uno de los cuales había reprendido el santo por su adulterio, lo que nos acerca más a una muerte martirial.

Eliminando los aspectos legendarios de distintas versiones, se puede sin duda afirmar que Rumoldo, del alemán Romwald, fue anglosajón, como tantos otros misioneros de la baja Germania en el siglo VIII, y que nació alrededor del 720. Animado de fervor apostólico partió para el continente y se abocó a la evangelización en la región de Malinas. No fue ciertamente el primero, ya que en la cuenca dl Dyle, río belga, había ya cristianos hacia el 754. También acertado es hablar de que fue acogido por los nobles cristianos del lugar, que seguían las costumbres de los reyes merovingios, como era donar un terreno para la construcción de iglesia y monasterio (muy probablemente benedictino y doble, es decir, masculino y femenino).

Por lo que se refiere a su muerte, fue sin duda violenta, porque el examen del cráneo tenido como reliquia, realizado en 1775 -en el milenio de su muerte-, mostró una herida, posiblemente de una azada; queda inexplicado el motivo del asesinato; venganza, codicia, odio religioso, no es posible saberlo. La tradición posterior lo venera como mártir, pero no son pocas las ocasiones en que en los siglos antiguos repartían ese título de una manera mucho menos estricta de como lo entendemos nosotros.

Fue sepultado en al capilla de San Esteban, construida por él mismo, y recibió casi enseguida culto como santo, documentado ya en el siglo IX, y acompañado de numerosos milagros. En los siglos siguientes las reliquias fueron trasladadas a la iglesia colegiada de Malinas, llamada con su nombre, y que desde el 1559 se convirtió en catedral de la ciudad.

Traducido para ETF, con algunos cambios, de un artículo de Antonio Borrelli.