SRÁNDR,O

San Román de Rouen, obispo

Poseemos muy pocos datos seguros acerca de este obispo. Su padre, quien, según se dice, había sido convertido por san Remigio, pertenecía a una familia franca. Román fue enviado muy joven a la corte de Clotario II. A la muerte de Hidulfo (c. 530), fue elegido obispo de Rouen. Las reliquias de la idolatría no hicieron más que azuzar el celo del santo, quien convirtió a muchos infieles y destruyó los restos de un templo de Venus. Entre otros muchos milagros se cuenta que, durante una inundación del Sena, el santo se arrodilló a la orilla del agua, con un crucifijo en la mano y que las aguas se retiraron inmediatamente. San Román es particularmente famoso en Francia, debido al privilegio de la arquidiócesis de Rouen (que duró hasta la época de la Revolución) de poner en libertad a un condenado a muerte, en honor del santo, el día de la fiesta de la Ascensión. El capítulo solía enviar al parlamento de Rouen una orden de no proceder a las ejecuciones, dos meses antes de la fiesta; el día señalado, se condenaba a muerte al prisionero y en seguida se le ponía en libertad para que trasportase el relicario de san Román en la procesión solemne. El prisionero escuchaba dos exhortaciones y después se le comunicaba que había sido perdonado en honor de san Román. Según la leyenda, el hecho que originó tal privilegio, fue que san Román dio muerte a una enorme serpiente con la ayuda de un asesino, pero en ningún escrito ni biografía del santo, anteriores al siglo XIV, se menciona ese hecho. Lo más probable es que se haya introducido el privilegio de la liberación de un asesino como un símbolo de la Redención. Dicha costumbre recibía los nombres de «Privilége de la Fierté» y «Châsse de St. Romain». El santo murió alrededor del año 640.

Existen varias biografías cortas de san Román; pero todas son de época posterior, de suerte que su valor histórico es muy discutible. Los textos, completos o resumidos, pueden verse en Acta Sanctorum, oct., vol. X. En Vacandard, Vie de St Ouen (1902), pp. 356-358, hay notas muy interesantes sobre esas biografías y sus respectivos autores. Véase también Duchesne, Fastes Épiscopaux, vol. V, p. 207; y L. Pillon, en Gazette des Beaux-Arts, vol. XXX (1903), pp. 441-454.