SJX,P

San Juan XXIII, papa

Fragmento dedicado a Juan XXIII en la homilía de la ceremonia de batificación por SS Juan Pablo II, el 3 de septiembre del 2000:

«Tú eres bueno y dispuesto al perdón» (Antífona de entrada). Contemplamos hoy en la gloria del Señor a otro Pontífice, Juan XXIII, el Papa que conmovió al mundo por la afabilidad de su trato, que reflejaba la singular bondad de su corazón. Los designios divinos han querido que esta beatificación uniera a dos Papas [SS Pío IX fue beatificado en la misma ceremonia] que vivieron en épocas históricas muy diferentes, pero que están unidos, más allá de las apariencias, por muchas semejanzas en el plano humano y espiritual. Es muy conocida la profunda veneración que el Papa Juan XXIII sentía por Pío IX, cuya beatificación deseaba. Durante un retiro espiritual, en 1959, escribió en su Diario: «Pienso siempre en Pío IX, de santa y gloriosa memoria, e, imitándolo en sus sacrificios, quisiera ser digno de celebrar su canonización» (Diario del alma, p. 560).

Ha quedado en el recuerdo de todos la imagen del rostro sonriente del Papa Juan y de sus brazos abiertos para abrazar al mundo entero. ¡Cuántas personas han sido conquistadas por la sencillez de su corazón, unida a una amplia experiencia de hombres y cosas! Ciertamente la ráfaga de novedad que aportó no se refería a la doctrina, sino más bien al modo de exponerla; era nuevo su modo de hablar y actuar, y era nueva la simpatía con que se acercaba a las personas comunes y a los poderosos de la tierra. Con ese espíritu convocó el concilio ecuménico Vaticano II, con el que inició una nueva página en la historia de la Iglesia: los cristianos se sintieron llamados a anunciar el Evangelio con renovada valentía y con mayor atención a los «signos» de los tiempos. Realmente, el Concilio fue una intuición profética de este anciano Pontífice, que inauguró, entre muchas dificultades, un tiempo de esperanza para los cristianos y para la humanidad.

En los últimos momentos de su existencia terrena, confió a la Iglesia su testamento: «Lo que más vale en la vida es Jesucristo bendito, su santa Iglesia, su Evangelio, la verdad y la bondad». También nosotros queremos recoger hoy este testamento, a la vez que damos gracias a Dios por habérnoslo dado como Pastor.

Ángelo Roncalli nació el 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte, diócesis y provincia de Bérgamo (Italia). Ese mismo día fue bautizado, con el nombre de Ángelo Giuseppe. Fue el cuarto de trece hermanos. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1904, en Roma. En 1921 fue llamado a Roma por Benedicto XV como presidente para Italia del Consejo central de las Obras pontificias para la Propagación de la fe, recorrió muchas diócesis de Italia organizando círculos de misiones. En 1925 Pío XI lo nombró visitador apostólico para Bulgaria y lo elevó al episcopado. Su lema episcopal, programa que lo acompañó durante toda la vida, era: «Obediencia y paz».

En 1953 fue creado cardenal y enviado a Venecia como patriarca. Fue un pastor sabio y resuelto, a ejemplo de los santos a quienes siempre había venerado, como san Lorenzo Giustiniani, primer patriarca de Venecia. Tras la muerte de Pío XII, fue elegido Papa el 28 de octubre de 1958, y tomó el nombre de Juan XXIII. Su breve pontificado, de apenas cinco años, marcó sin embargo una profunda huella en la Iglesia al ser quien convocó el Concilio Vaticano II. Puede leerse aquí el discurso del Papa en al inauguración del Concilio, el 11 de octubre de 1962.

Fue beatificado por SS Juan Pablo II en el año 2000 y canonizado por SS Francisco el 27 de abril de 2014, en una ceremonia conjunta con la canonización de san Juan Pablo II.

La homilía está reproducida en español en el sitio del Vaticano, donde puede leerse completa; lamentablemente, la biografía del Papa en el site no está traducida al español, pero en cambio se podrá hallar allí mismo algo del material de su pontificado (discursos, encíclicas, etc). Los breves dato biográficos los hemos tomado de L'Osservatore Romano de la época de la beatificación. Los artículos completos con la biografía pueden leerse en Mercabá.