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San José Marello, obispo y fundador

José Marello, nacido en Turín el 26 de diciembre de 1844, pasó su infancia en San Martino Alfieri, cerca de Asti. Su devoción a la Virgen María fue determinante en su opción y fidelidad a la vocación. Entró en el seminario de Asti y se trasformó en el animador de sus compañeros en los propósitos de bien y de santidad. Con algunos de ellos se unió con un vínculo de profunda amistad, llevándolos a establecer una regla de vida muy exigente y a vivirla juntos, como preparación para la ordenación y para el ministerio presbiteral. Ordenado sacerdote el 19 de septiembre de 1868, José Marello ejerció su servicio sacerdotal en la diócesis de Asti, primero como secretario del Obispo y luego atendiendo las actividades de la Curia. Se dedicó con celo a las confesiones, a la dirección espiritual y a la catequesis. Asumió con especial interés la formación moral y religiosa de la juventud; para los jóvenes obreros organizó cursos vespertinos de catecismo. Siempre estaba dispuesto a ayudar al clero de la diócesis en su ministerio pastoral. Se manifestó sensible hacia los ancianos, haciéndose cargo una Casa de reposo, que no tenía medios para asistir a los internados.

Trabajó en comprometer al laicado a través de varias iniciativas católicas que iban surgiendo para sostener la persona y la acción del Papa en momentos difíciles para la Iglesia. Al mismo tiempo, sentía un profundo deseo de dedicarse totalmente a Dios en la Trapa. Su obispo, Mons. Savio, lo disuadió diciéndole que el Señor esperaba otra cosa de él. Quiso trasmitir esta aspiración de dedicarse totalmente al Señor proyectando una nueva Familia religiosa, que hiciera revivir en la ciudad de Asti la vida religiosa masculina, sofocada por las leyes subversivas de aquel tiempo. El 14 de marzo de 1878 fundó la Congregación de los Oblatos de San José, proponiéndoles como modelo a San José en su relación íntima con el Hijo de Dios y en el cuidar los designios de Jesús. A sus Oblatos, Sacerdotes y Hermanos, encomendó de modo particular la difusión del culto a san José, la formación de la juventud y la ayuda ministerial a las Iglesias locales.

Durante el Concilio Vaticano I, el Cardenal Joaquín Pecci tuvo ocasión de apreciar las dotes y virtudes del joven sacerdote José Marello, que acompañaba a su obispo como secretario. Elegido papa el cardenal Joaquín Pecci, con el nombre de León XIII, lo nombró obispo de Acqui, convencido de haber dado a esta Diócesis una «perla» de Obispo. Habiendo tomado posesión de la diócesis, el nuevo obispo José Marello se hizo presente en todas las parroquias con las visitas pastorales. Se mostró cercano a todos, preocupándose en unir los corazones entre el clero y los fieles.

En su actividad pastoral promovió el catecismo, la educación cristiana de la juventud, las misiones, el testimonio cristiano. Murió el 30 de mayo de 1895 en Savona, donde había ido, no obstante sus precarias condiciones de salud, para tomar parte en las celebraciones del tercer centenario de san Felipe Neri. Manteniéndose después de su muerte la fama de su santidad, testimoniada con numerosas gracias obtenidas, se iniciaron los procesos informativos. SS. Juan Pablo II lo proclamó beato en Asti el 26 de septiembre de 1993 y el mismo Papa lo canonizó el 25 de noviembre de 2001.