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San Fingar, mártir

En Cornualles, conmemoración de san Fingar, mártir, hijo de Clitón, rey de Hibernia, el cual, convertido a la fe por san Patricio, rehusó la dignidad de príncipe, y la corona que le fue ofrecida a la muerte de su padre, se trasladó a Cornualles para abrazar la vida solitaria, y allí, en odio a la religión cristiana fue muerto por Teodorico, rey de Cornualles, hacia el año quinientos.

Esto dice el «Martirologio Anglicano» de Wilson de 1640. Posiblemente este Clitón que menciona la noticia como padre de san Fingar sea Clito, uno de los siete hijos del rey Amhalghaidh, que aparece nombrado en la «Vita tripartita» de san Patricio, en la que el bautismo de los siete es narrado en detalle. Si esto es así -y es casi seguro-, podemos ubicar a Fingar en la historia con bastante precisión: Amhalghaidh era rey de Connacht, uno de los reinos históricos de Hybernia, es decir, de la actual Irlanda, situado al oeste de la isla, cuando san Patricio predicó en la región. Gobernó poco tiempo, del 440 al 445 aproximadamente, pero su nombre reviste especial importancia, porque fue el primer rey cristiano de Connacht. 

Fingar (llamado también Guignero o Gwinnear) era, por tanto, príncipe a través de Clito. Según la noticia hagiográfica, era no sólo príncipe, sino también heredero, ya que rehusó la corona; ese extremo no lo podemos verificar, dado que a la muerte de Amhalghaidh no le sucedió Clitón sino otro miembro de la familia.

Aunque todavía no había comenzado el auge de los eremitas irlandeses, que más bien se darán a partir del siglo VI, no es nada extraño que a la conversión de Fingar le haya seguido su deseo de vida eremítica. Fue así que se retiró a un territorio que aun era pagano, Cornualles, península al sur de la actual Inglaterra.

Una vez instalado allí, lamentablemente carecemos de datos verificables. La leyenda se entremezcla con la historia y forma un nudo intrincado. Algunas crónicas hablan de que fue también misionero en la Bretaña francesa (en Vannes se conserva su conmemoración), otras que se estableció en Cornualles en lo que nosotros llamaríamos una comunidad de monjes, en la que también participaba su hermana Phiala. La noticia como hemos visto, termina abruptamente: el rey de Cornualles por odio a la fe cristiana, lo mató. Ese rey, incorrectamente identificado con un tal Teodorico, que no figura en fuentes propias del territorio, quizás sea Corótico, que sí es mencionado en las crónicas de san Patricio como un tirano. El hecho debió de suceder hacia el 460, no hacia el 500 como indica Wilson.

La celebración tradicional incluye a Phiala y a un indeterminado número de compañeros también mártires, mientras que el Martirologio Romano actual ha preferido mantener lo más ceñido a las escasas noticias que poseemos, evitando los desarrollos legendarios. En Cornualles y en Irlanda se celebra el 14 de diciembre, pero parece que la fecha propia del martirio es el 23 de marzo, y así está inscripto en el Martirologio Romano actual. Existe una «Vita» escrita por un monje de nombre Anselmo, aunque muy tardía, de no menos de 500 años posterior al santo.

Ver Acta Sanctorum, marzo III, pág. 455ss., allí mismo se reproduce la mencionada «Vita»; ver también Dennis Walsh, «Ireland's History in Maps»