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San Eutiquio de Constantinopla, obispo y confesor

San Eutiquio nació en la aldea de Theión, en Frigia, hacia el 512. Fue educado en Augustópolis, y continuó los estudios en Constantinopla. Luego se trasladó a Amasea, capital del Helesponto, y entró en el monasterio de la ciudad. Seguidamente acompañó al obispo a Constantinopla y aquí permaneció en la iglesia de la Madre de Dios, en el barrio de Urbicio en el Strategion. A la edad de 30 años recibió la ordenación presbiteral, retornó a Amasea donde fue electo hegúmeno (es decir, abad) de su viejo monasterio, que bajo su guía llegó a ser más grande e importante. Enviado nuevamente a la capital imperial como delegado del obispo de Amasea al concilio que se aprestaba a condenar los «Tres capítulos» (ver un resumen del tema en san Dacio), encontró al patriarca san Menas casi al fin de su vida, y en agosto del 552 el emperador Justiniano designó al propio Eutiquio como nuevo Patriarca. El 6 de enero del 553 Eutiquio escribió al papa Vigilio para asegurarle su fidelidad a los cuatro concilios ecuménicos (Nicea, Constantinopla, Éfeso, Calcedonia) y a la cartas pontificias. El 5 de mayo se abrió el concilio (II Constantinopolitano), presidio por Eutiquio, y los «Tres Capítulos» fueron definitivamente condenados.

Otra cuestión teológica turbó sin embargo nuevamente la vida de Eutiquio y del imperio: hacia el fin de su vida, Justiniano cayó en posiciones heréticas, y cuando el Patriarca osó oponerse, lo hizo arrestar, el 25 de enero del 565, y recluir en diversos monasterios, para exiliarlo finalmente en Amasea. A la muerte del nuevo patriarca Juan III el Escolástico, el 12 de septiembre del 577 el emperador Justino II restableció a Eutiquio en la sede patriarcal que legítimamente le esperaba. Muy popular, el viejo patriarca fue bien recibido en Constantinopla, y vivió en paz por cinco años, excepto una controversia teológica con el futuro papa Gregorio Magno acerca de la naturaleza del cuerpo resucitado, que Eutiquio en una de sus obras sostenía que sería impalpable. El libro fue entregado a las llamas.

Eutiquio murió finalmente el 6 de abril del 582, día hasta hoy dedicado a su memoria tanto en la Iglesia bizantina como en la latina. Su «Vita» fue redactada por el sacerdote Eustrato, su discípulo y compañero, bajo el emperador Mauricio. Además de su carta al papa Vigilio se conservan también un sermón suyo para la fiesta de Pascua y uno sobre la Eucaristía.

Traducido para ETF de un artículo de Fabio Arduino.