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San Aristarco, santo del NT

La conmemoración de los santos mencionados en el Nuevo Testamento nos pone siempre ante la frustración de comprobar lo poco que sabemos de los detalles cotidianos de la Iglesia en su primer siglo. Leemos, por ejemplo, Hechos de los Apóstoles o las cartas paulinas, y como estamos centrados en el «mensaje», prestamos escasa atención a las decenas de nombres de personas que van pasando bajo nuestra vista. Hasta que un día llega la conmemoración de éste o aquél, y lo queremos conocer más en particular. Llega el 4 de agosto, por ejemplo, y el Martirologio nos propone conmemorar a san Aristarco, compañero de san Pablo. Es mencionado cinco veces en todo el Nuevo Testamento:

-En la «revuelta de los plateros» (Hechos 19), se nos dice que en la confusión «todos a una se precipitaron en el teatro arrastrando consigo a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de viaje de Pablo.» (v. 29) Primera vez que se lo menciona, y con un dato complementario: sabemos que es macedonio; unos versículos más abajo se nos precisará que es de la ciudad de Tesalónica (Hechos 20,4). Su nombre es griego, y es probable que sea un cristiano enteramente gentil, no un judío griego, aunque esto es una deducción, no un dato cierto que nos dé el relato. Algunos especialistas indican que el modo como aparece mencionado en 20,4, junto con otros seis personajes y la precisión que da de sus respectivas procedencias indica que pertenecía al grupo de los que llevaban la colecta para la Iglesia de Jerusalén (cfr 2Cor 8-9), a la que Hechos presta escasa atención (apenas mencionada en 24,17).

-En Hechos 27 estamos ya en una de las llamadas «secciones 'nos'» del libro, es decir, de los fragmentos narrados en primera persona del plural, que dieron durante mucho tiempo la convicción de que el propio autor del libro había sido protagonista de los hechos que narra. La mención en este pasaje parece destacada: «Estaba con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica». Comienza en este capítulo el viaje de cautiverio que llevará a Pablo hasta Roma, última etapa del libro de los Hechos. El exégeta Conzelmann -entre otros- sugiere la hipótesis de que la mención destacada de Aristarco en este versículo proviene de que Aristarco fue el que transmitió la información del viaje al autor, por tanto mencionarlo explícitamente sería un modo de dejar en claro la solidez de las fuentes empleadas.

No sabemos de él nada más. En Colosenses (4,10) se lo vuelve a mencionar como compañero de cautiverio, pero la época y circunstancia de esa carta están muy discutidas, y podría ser que la expresión «compañero de cautiverio» sólo esté dicho para recordar que Aristarco había acompañado a Pablo hacia su cautiverio romano. Alguna tradición posterior, pero completamente espuria, lo hace obispo de Tesalónica. Aunque no merezca ningún crédito, conocer el dato sirve para comprender el modo como aparece representado en la escasa iconografía a él dedicada.

Puede verse J.A. Fitzmyer, «Los Hechos de lso Apóstoles», tomo II, Sígueme, esp. pág 506; también Nuevo Comentario Bíblico san Jerónimo, NT, EDV, esp. pág. 255-257.