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Beatos Juan Bautista Duverneuil y Pedro Aredio Labrouche de Laborderie, presbíteros y mártires

En el barco «Les Deux Associés», en la playa de Rochefort, donde los sacerdotes destinados a la deportación padecían tantas miserias y malos tratos, murieron el día 1 de julio de 1794 dos de ellos, agotados por los padecimientos y faltos de alimentos y cuidados. Fueron beatificados el 1 de octubre de 1995.

El primero de ellos era el P. Leonardo, carmelita descalzo de la casa de Angulema. Se llamaba, inicialmente, Juan Bautista Duverneuily, pero, aunque se ha dado como fecha de nacimiento el año 1737 y como lugar de nacimiento Limoges, en el registro de ordenaciones del obispado de Limoges aparece como nacido en Saint-Yrieix el 8 de enero de 1759, sin que se haya podido explicar tanta diferencia de fechas en las varias fuentes biográficas. Su partida de bautismo no ha sido localizada en el proceso de beatificación. Juan Bautista perteneció al clero secular: hizo los estudios en el seminario de Limoges y se ordenó sacerdote el 15 de marzo de 1783. Ya sacerdote optó por la vida religiosa e ingresó en el Carmen teresiano, tomando, como queda dicho, el nombre de «Leonardo». Cuando fueron suprimidas las órdenes religiosas, fijó su residencia en Limoges y se negó al cisma constitucional. Arrestado en esta ciudad, hizo la preceptiva declaración de bienes el 28 de septiembre de 1793 y dijo que no tenía bienes ni muebles ni inmuebles. Condenado a la deportación, partió para Rochefort en el primer envío, el 25 de febrero de 1794, estando ya en su destino a comienzos de mayo. Religioso orante y celoso, no dudó en defender los derechos de Dios y de la Iglesia con santa y admirable libertad.

Pedro Yrieix Labrouhe de Laborderie nació en Saint-Yrieix el 24 de mayo de 1756, siendo su padre señor de la villa. Tras estudiar humanidades y filosofía en Périgueux, entró en 1780 en el seminario de Limoges y se ordenó sacerdote el 25 de marzo de 1782. Muy pronto obtuvo una canonjía en la colegiata de Saint-Yrieix al resignar en él su prebenda un pariente suyo. Al ser suprimidos los cabildos por la Revolución, él y sus compañeros canónigos presentaron una protesta formal. Al no ser funcionario público, no se le pidió que hiciera el juramento constitucional, y no se consideró comprendido en la ley de expulsión de los no juramentados. Se dedicó a ejercer su ministerio a favor de los verdaderos católicos y se negó a prestar el juramento de libertad-igualdad; por ello fue arrestado en 1793 y enviado, el 25 de febrero de 1794, a Rochefort, como refractario a la ley del 14 de agosto de 1792. Las noticias que han quedado de él lo presentan como un sacerdote de vida ordenada y austera, amante de los pobres, delicado de conciencia y muy piadoso. Se dijo que había muerto de una fluxión del pecho.