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Beato Tomás de Tolentino, presbítero y mártir

Tomás de Tolentino y tres compañeros también franciscanos: el sacerdote Jaime de Padua, el clérigo fray Pedro de Siena y el religioso Fray Demetrio de Tillis, de origen georgiano o armenio, conocedor de lenguas asiáticas, murieron mártires en India. Sólo el culto de Tomás fue confirmado por León XIII.

Nacido en 1271 en Tolentino, Tomás entró a la Orden de los Hermanos Menores en 1285 y forma parte de los espirituales de las Marcas, seguidores de Ángel Clareno. En 1290 parte como misionero a través de Grecia y llega a Armenia, donde los franciscanos alcanzan la amistad del rey Aitón II, que en 1291 envía a Tomás como su legado al Papa Nicolás IV, al rey de Francia y al rey de Inglaterra para solicitar ayuda contra los sarracenos. En 1296 por segunda vez vuelve a Italia para defender a los espirituales clarenianos ante el Ministro General Juan de Morrovalle y la «communitas de la Orden».

En 1307 lo encontramos de nuevo en Europa como enviado especial de Juan de Montecorvino, el célebre misionero franciscano y primer Arzobispo de Pekín, para pedir ayuda y especialmente personal para la misión de China. En esta ocasión Tomás se entrevistó con Clemente V en Poitiers, y obtuvo de él muchas ayudas. En los años 1308-1320 ejerció el apostolado en China, junto al gran misionero Juan de Montecorvino. Hacia finales de 1320 lo encontramos en Ormuz, en el Golfo Pérsico; con los tres compañeros los hermanos Jaime, Pedro y Demetrio, llega al actual Bombay. Desembarcan en la isla Salsetta, en la ciudad de Tana, donde los acogen algunos cristianos nestorianos. Hospedados en una familia fueron identificados por los mahometanos de la ciudad y conducidos ante el Cadi (Juez), al cual explica la doctrina cristiana, no sin atacar la doctrina musulmana, el Corán y a Mahoma. Esta fue la acusación causa de su condena y del martirio. Cuatro sicarios los arrestan nuevamente y los decapitan, comenzando por Tomás, mientras Fray Pedro, por el momento, escapa a la muerte, pero alcanzado más tarde, es decapitado también. El martirio de los tres primeros tuvo lugar el 9 de abril y el de Pedro el 11 de abril de 1321, siempre en Tana.

El sacrificio de estos heroicos mártires está documentado en las relaciones privadas y sobre todo por la del Beato Odorico de Pordenone, misionero y viajero contemporáneo en China. En 1326 llegó a Tana, transportó por el mar los cuerpos de los mártires, no sin gravísimos peligros, a Zaiton, en China y describió su martirio. La cabeza del Beato Tomás fue enviada a Tolentino, su patria, donde el glorioso mártir y conciudadano fue venerado con culto público, confirmado, como ya se señaló, por León XIII el 23 de julio de 1894.