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Beato Odorico Mattiuzzi de Pordenone, religioso presbítero

Nacido en Villanova de Pordenone hacia 1265, Odorico fue una especie de Marco Polo de hábito, viajando en pos de las almas. Antes de pedir permiso para ir al Oriente como misionero, Odorico había llevado vida eremítica y había desarrollado actividades apostólicas en su Friuli natal. Humildísimo y penitente, riguroso y silencioso, este hermano que se vestía de túnica marrón, caminaba descalzo y se alimentaba de pan y agua, estaba bien preparado para la vida misionera y para los viajes largos e incómodos. Y su viaje fue bien largo, pues duró 33 años. De Venecia a Trebisonda, de donde siguió por tierra. Penetró en Armenia, atravesó la Persia, y en Ormuz se embarcó de nuevo hasta llegar a la India, después de tocar tierra de la actual Indonesia y Filipinas. En India recogió las reliquias de cuatro franciscanos martirizados, y volvió a embarcarse. Finalmente llegó a Zaiton, en China del Sur.

En Zaiton Fray Odorico se sintió como en su casa. Los franciscanos ya tenían allí dos florecientes conventos. Hacía casi un siglo que los Hermanos Menores habían hecho su camino hacia el Oriente. El primer intento misionero, el de Juan de Pian Carpino, compañero de San Francisco, no había tenido éxito esperado; pero más tarde, otro franciscano italiano, Juan de Montecorvino, no solamente había llegado a China, sino que había permanecido allí largamente, llegando a ser arzobispo y Patriarca del Extremo Oriente. La cátedra arzobispal de Kambalik, el actual Pekín, capital del imperio mongol y sede del Gran Khan. Odorico llegó allí en 1325 y permaneció tres años.

Juan de Montecorvino y sus franciscanos ya habían realizado miles de conversiones. Odorico no fue menos. En breve tiempo administró más de veinte mil bautismos. Pero el viejo arzobispo quiso que el fraile del Friule regresara a Italia para contar al Papa la situación del Oriente y para pedir nuevos misioneros para la extensa diócesis. Odorico se puso en camino, esta vez por tierra. Cubrió esta larga distancia en poco más de dos años y en 1330 estaba de regreso en Venecia. Quiso ir de inmediato a donde el Papa Juan XXII, a Aviñón, pero en Pisa se enfermó gravemente. Se hizo llevar al convento de Padua, donde dictó a un cohermano la relación de su viaje y de las actividades misioneras de los franciscanos en el Extremo Oriente, que otro presentó al Papa de parte del hermano enfermo. Mientras Odorico en su convento de Udine moría el 14 de enero de 1331, de 66 años de edad, otros 50 misioneros franciscanos partían para Khambalik a proseguir la obra apostólica iniciada y desarrollada heroicamente por estos invictos pioneros del Evangelio. Su cuerpo reposa en la iglesia del Carmen, en Udine. Su culto fue aprobado por Pío VI el 2 de julio de 1775.

De Ferrini-Ramírez, Santos franciscanos para cada día. Asís, Ed. Porziuncola, 2000, pp. 21-22, que nosotros tomamos del web Franciscano.