BBÉDB,RYO

Beato Bartolomé de Breganza, religioso y obispo

Bartolomé Breganza estudió en la Universidad de Padua. Alrededor del año de 1220, recibió el hábito de Santo Domingo de manos del propio fundador de la orden, en Vicenza, su ciudad natal. Ejerció con gran prudencia el cargo de prior en varios conventos. En 1233, predicando en Bolonia con el P. Juan de Vicenza, fundó la orden militar de los «Fratres Gaudentes», para la preservación de la paz y el orden públicos. La orden se extendió por varias ciudades de Italia y existió hasta el siglo XVIII. En la época del beato, el Cercano Oriente necesitaba con urgencia obispos santos a causa de los abusos de los cruzados; nada tiene, pues, de extraño que Bartolomé haya sido nombrado obispo de Chipre. El beato fue a visitar en Palestina a san Luis de Francia, quien le acogió muy amistosamente y le invitó a ir a Francia. El beato Bartolomé aceptó la invitación algunos años más tarde, cuando fue enviado como legado pontificio a Inglaterra. Enrique III se hallaba entonces en Aquitania, a donde fue a verle el beato y después, le acompañó a París, donde el rey Luis le regaló en recuerdo, una espina de la corona del Salvador. Más tarde, ya en Vicenza, construyó una iglesia llamada De la Santa Corona, donde se veneraba la espina sagrada.

En 1256, el papa Alejandro IV trasladó a Bartolomé a la sede de Vicenza. Pronto se vio envuelto en dificultades con el violento y malvado jefe de los gibelinos, Ezzelino da Romano, quien le obligó a abandonar temporalmente su diócesis. A su vuelta, Bartolomé se entregó con más energía que nunca a su grey, reconstruyó las iglesias que Ezzelino había destruido e hizo cuanto pudo por restablecer la paz entre las ciudades del Véneto. Cuatro años antes de su muerte, el beato asistió a la segunda traslación de las reliquias de Santo Domingo y pronunció con esa ocasión un panegírico. Dios le llamó a Sí el 1 de julio de 1271. El pueblo, que le veneraba mucho, empezó pronto a darle el título de beato. Su culto fue confirmado en 1793.

En Acta Sanctorum, julio, vol. I, hay un artículo bastante completo. Véase también G. T. Faccioli. Vita e virtu del b. Bartolommeo (1794); B. Altaner, Dominikanermissionen des 13 Jahrhunderts (1924), pp. 40 ss.; M. de Waresquiel, Le b. Barthélemy de Breganza (1905) ; y Procter, Lives of Dominican Saints, pp. 297-301. Artículo del Butler con algunas referencias añadidas.