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Beata Humbelina, abadesa

La beata Humbelina nació en 1092, un año después que su hermano san Bernardo, de quien fue siempre íntima amiga. Como él, poseía una gran belleza física, una hermosa voz y cantaba muy bien. Contrajo matrimonio con Guido de Mercy, miembro de la casa de Lorena. Algunos años después de la fundación de Claraval, fue a visitar a san Bernardo en la abadía y se presentó lujosamente vestida y con un numeroso cortejo. Cuando se enteró san Bernardo de su boato, se disgustó profundamente y se negó a verla. El santo, que conocía bien a su hermana, encontraba poco apropiado ese lujo y tal vez imaginó que Humbelina quería deslumbrarle. Esta adivinó al punto lo que había molestado a san Bernardo o tal vez, según sostiene la tradición, otro de sus hermanos, Andrés, se lo comunicó en términos violentos, pero en todo caso, mandó decir al santo que si salía a verla estaba pronta a escuchar sus consejos. Bernardo accedió. La vida de Humbelina en el mundo se desarrollaba más en los grandes salones que en las iglesias, y san Bernardo pensó que su hermana necesitaba cambiar de rumbo. Así pues, aprovechando la oportunidad, la reprendió dulcemente y le recordó la virtuosa vida y ejemplo de su madre. Aquellas palabras produjeron gran efecto, pues la elocuencia de Bernardo era irresistible hasta para su hermana, y Humbelina partió llena de arrepentimiento.

Algunos años más tarde, esa entrevista produjo un efecto inesperado, ya que Humbelina obtuvo que su esposo le permitiese hacerse religiosa y se retiró al convento de «Les-Nonnains» de Jully, cerca de Troyes. Su cuñada Isabel era abadesa. Cuando ésta partió a fundar otro convento en Dijon, Humbelina fue elegida para reemplazarla. La beata practicaba austeras penitencias. Como sus religiosas le exhortasen a la moderación, replicó: «La moderación está bien para vosotras, hermanas mías, que habéis servido a Dios en la religión toda vuestra vida. Pero yo he vivido tanto tiempo en el mundo y del mundo, que no hay penitencia demasiado grande para mí». Durante su última enfermedad, la asistieron tres de sus hermanos: Bernardo, Andrés y Nivardo. La beata murió en los brazos de san Bernardo en 1135 o 1136. Su culto fue aprobado en 1703.

No existe ninguna biografía antigua de Humbelina. En Acta Sanctorum, agosto, vol. IV, hay una corta biografía. La beata ocupa el primer lugar entre las santas mujeres cuya biografía escribió Henríquez en Lilia Cisterciensium (1633). Casi todas las vidas de san Bernardo hablan más o menos extensamente de su única hermana, Humbelina.