La alianza matrimonial del hombre y de la mujer, fundada y estructurada
con leyes propias dadas por el Creador, está ordenada por su propia
naturaleza a la comunión y al bien de los cónyuges, y a la procreación y
educación de los hijos. Jesús enseña que, según el designio original
divino, la unión matrimonial es indisoluble: «Lo que Dios ha unido, que no
lo separe el hombre» (Mc 10, 9).
339. ¿De qué modo el pecado amenaza al Matrimonio?