A Teobaldo Roggeri se le honra en todo el Piamonte como patr贸n de los zapateros remendones y los cargadores, pero con particular devoci贸n en Vico, el lugar donde naci贸, y en Alba, la poblaci贸n donde pas贸 la mayor parte de su vida. Sus padres eran personas acomodadas que le dieron una buena educaci贸n; pero el respeto que se dispensaba a la buena posici贸n de su familia, le parec铆a a Teobaldo incompatible con las condiciones de humildad que debe observar todo buen cristiano. Por ese motivo abandon贸 el hogar y fue a vivir en la ciudad de Alba, donde fue admitido en el taller de un zapatero para aprender el oficio. Se desempe帽贸 con tanta honradez y destreza, que su amo, en el lecho de muerte, le pidi贸 que se casara con su hija 煤nica y siguiera al frente del negocio como due帽o. Como Teobaldo no quer铆a apenar a un anciano con sus horas contadas, le dio una respuesta r谩pida y evasiva que 茅l pudiera tomar como afirmativa; pero no eran esos los planes del piadoso joven que hab铆a hecho votos de guardar la castidad y, tan pronto como su amo fue sepultado, se despidi贸 de la viuda, entreg谩ndole todas sus ganancias para que las distribuyera entre los pobres, y parti贸.
Sin ning煤n bien en este mundo, atenido a las limosnas que recib铆a, emprendi贸 una peregrinaci贸n a Santiago de Compostela. De regreso en Alba, no trat贸 de reanudar su oficio de zapatero, sino que busc贸 la labor m谩s penosa y dura que pudiera realizar y se ofreci贸 a cargar las bolsas de cereales y otras mercanc铆as. Desde entonces vivi贸 en las calles y las plazas, junto a los mendigos y los menesterosos de toda especie, para quienes era como un 谩ngel de consuelo. Invariablemente, las dos terceras partes de todo lo que ganaba, eran para sus pobres. A pesar de la naturaleza agobiante de su trabajo, practicaba con frecuencia ayunos y otras austeridades; hasta el d铆a de su muerte, durmi贸 siempre sobre el duro suelo. A fin de expiar la culpa de haber proferido una maldici贸n cuando otro hombre lo provoc贸, se propuso barrer todos los d铆as las naves de la iglesia de San Lorenzo y mantener ardiendo sus l谩mparas. Se afirma que en su tumba se obraron muchos milagros, lo que dio enorme incremento a su culto.
A pesar de que todav铆a se venera devotamente al beato Teobaldo en la di贸cesis de Alba, debemos admitir que no existe material digno de confianza sobre la santidad de su vida. Los bolandistas se limitan a reproducir en el Acta Sanctorum, junio, vol. I, la traducci贸n latina de un relato escrito en italiano, en 1626, por D. Passoni. El autor afirma que tuvo en sus manos documentos aut茅nticos, pero como 茅stos desaparecieron misteriosamente el mismo a帽o en que escribi贸 la obra, es imposible dejar de considerar la narraci贸n con cierta desconfianza. Hay muchos folletos y devocionarios que se refieren al santo, pero todos vienen de la misma fuente.