El hermano menor y el favorito de san Bernardo, el joven Gerardo, no formaba parte del grupo de muchachos, parientes y amigos, que acompa帽aron al primero a Citeaux y recibieron el h谩bito junto con 茅l. Por aquel entonces Gerardo estaba demasiado preocupado en ver la mejor manera de realizar sus proyectos de entrar en el ej茅rcito, para prestar atenci贸n a las exhortaciones de Bernardo. Sin embargo, poco tiempo despu茅s, cuando el joven soldado fue gravemente herido durante el sitio a Grancy y luego pas贸 largo tiempo en la prisi贸n, reflexion贸 en cosas m谩s serias, reconoci贸 en su fuero interno la vanidad de la gloria de este mundo y, al quedar libre, fue en busca de su santo hermano y se puso a sus 贸rdenes.
Al tomar los h谩bitos, se convirti贸 en la mano derecha de san Bernardo, a quien acompa帽贸 a Clairvaux. En su cargo de celador, no se limit贸 a cumplir con eficacia los trabajos dom茅sticos de la abad铆a, sino que adquiri贸 una extraordinaria habilidad t茅cnica en los diversos oficios y, tanto los alba帽iles como los herreros, labradores, zapateros y tejedores, recurr铆an a 茅l para recibir instrucciones y direcci贸n. Semejantes actividades exteriores no interven铆an para nada en su vida espiritual; Gerardo era un modelo de obediencia y de fervor religioso. Cierta vez, en 1137, cuando iba camino de Roma con San Bernardo, cay贸 gravemente enfermo en Viterbo; su estado se hizo cr铆tico y todos pensaban que iba a morir; pero san Bernardo se puso en oraci贸n y pidi贸 que su hermano recuperase la salud, por lo menos para ir a morir a casa, y la petici贸n fue concedida. Gerardo qued贸 sano temporalmente y, al a帽o siguiente, volvi贸 a enfermar. Poco antes de morir, exclam贸 con voz fuerte y una sonrisa feliz en los labios: 芦隆Oh, cuan bueno es que Dios sea el Padre de los hombres y cu谩nta gloria tienen los hombres en ser hijos de Dios!禄 En un serm贸n que a煤n se conserva, san Bernardo rindi贸 un tributo elocuente y conmovedor a la memoria de su hermano Gerardo.
Los bolandistas imprimieron en Acta Sanctorum, junio, vol. III, los mejores pasajes referidos a san Gerardo en el Magnum Exordium, la obra que narra la memoria del primer siglo del C铆ster.