La Beata María Josefa del Corazón de Jesús, hija primogénitade Bernabé Sancho, sillero, y de Petra de Guerra, ama de casa, nació en Vitoria (España) el 7 de septiembre de 1842, y fue bautizada al día siguiente. Según la costumbre vigente entonces, fue confirmada dos años más tarde, el 10 de agosto de 1844. Huérfana de padre a la edad de siete años, la madre la preparó para la Primera Comunión, que recibió a los diez años. A los quince años, fue enviada a Madrid a casa de algunos parientes para completar su educación y formación. Características de su infancia y niñez, fueron: una fuerte piedad hacia la Eucaristía y la Virgen María, una inclinación y sensibilidad hacia los pobres y los enfermos y una inclinación al retiro.
Regresa a Vitoria a los 18 años y manifiesta a su madre el deseode entrar en un monasterio, por sentirse atraída hacia la vida claustral. De adulta, la Beata M Josefa, solía repetir: «Nací con la vocación religiosa». Solo que, a juzgar por las circunstancias, se deduce que pasó por varias experiencias, no sin distintas sugerencias de prudentes eclesiásticos antes de encontrar la forma definitiva de su vocación. De hecho, estuvo a punto de entrar entre las Concepcionistas contemplativas de Aranjuez en 1860, pero se lo impidió una grave enfermedad de tifus. Su madre la ayudó a superar la desilusión. En los meses siguientes, le pareció comprender que el Señor la llamaba a un género de vida religiosa activo. De este modo se decidió a entrar en el Instituto de las Siervas de María, fundado recientemente en Madrid por santa Soledad Torres Acosta. Al acercarse el tiempo de la profesión, fue asaltada por graves dudas e incertidumbres sobre su efectiva llamada en aquel Instituto. Confió su alma a distintos confesores y le dijeron que se había equivocado de vocación.
Los contactos con el santo Arzobispo Claret y los coloquios serenos con la misma santa Soledad Torres Acosta, fueron madurando paulatinamente la decisión de salir del Instituto de las Siervas de María para dar vida a una nueva familia religiosa, que tuviera por finalidad exclusiva la asistencia a los enfermos en los hospitales y en sus domicilios. Compartían este mismo ideal otras 4 Siervas de María, que con el permiso del Cardenal Arzobispo de Toledo, salieron junto con ella con la misma finalidad. La nueva fundación se hizo en Bilbao en la primavera de 1871, cuando María Josefa contaba 29 años. Desde entonces, y por 41 años seguidos, fue Superiora del nuevo Instituto de las Siervas de Jesús.Se comprometió en difíciles viajes para visitar las distintas Comunidades, hasta que una larga enfermedad la confinó en la casa de Bilbao. Obligada a permanecer acostada o en una butaca, seguía los acontecimientos de las varias Casas de España y de fuera de ella, mediante una copiosa y preciosa correspondencia. A su muerte, acontecida después de largos años de sufrimiento, el 20 de marzo de 1912, eran 43 las Casas fundadas y más de un millar sus religiosas.
Su santa muerte causó gran conmoción en Bilbao y en numerosas localidades donde era conocida a través de las Casas de su Instituto. También sus funerales tuvieron una resonancia extraordinaria. Fue enterrada en el cementerio municipal de Bilbao. Pero en 1926, al crecer su fama de santidad, sus restos mortales fueron trasladados a la Casa Madre del Instituto, y sepultados en la capilla donde aún reposan. Fue beatificada por SS Juan Pablo II en 1992, y canonizada por el mismo papa el 1 de octubre del 2000.