Cointa (Coynta o Quinta), pertenece al grupo que el martirologio de Floro, uno de los martirologios históricos que sirvieron de base al Romano, menciona el 20 de febrero, con el título general de «Los Mártires de Alejandría». La fuente de información de Floro es el historiador Eusebio, pero según aquél, el escritor del «Vetus Romanum» (es decir Adón, otro de los martirologios históricos más importantes) distribuyó por su cuenta a los mártires del grupo en diversos días del año; así hemos encontrado a Metras o Metrano el 31 de enero, aquí encontramos a Coínta y mañana se evocará a Apolonia o Apolina.
El Martirologio Romano cita el nombre de Coínta el día 8 de febrero siguiendo, por lo tanto, a Adón, con una noticia manifiestamente inspirada en la Historia Eclesiástica de Eusebio (VI,41), que la llama Quina, en vez de Cointa. El mismo nombre aparecerá, más o menos deformado, en otras fechas: por ejemplo, Greven, el día 15 de enero, nombra a «Toñita o Coínta, virgen y mártir de Alejandría»; en otra parte, el 21 de agosto, figura «Conta, noble en Alejandría».
El pasaje de Eusebio es un extracto de la carta que Dionisio de Alejandría dirigió a Fabio de Antioquía, narrando los combates heroicos de los mártires en aquella ciudad, durante la persecución de Decio:
«Los perseguidores -dice la carta- condujeron a una mujer cristiana, por nombre Quinta, hacia el templo de los ídolos y querían obligarla a que adorara. Pero ella les volvió la espalda como muestra de su disgusto. Entonces la ataron por los pies y la arrastraron por los empedrados de toda la ciudad. No contentos con que las piedras agudas desgarraran su cuerpo, la golpeaban con el látigo. Por último, la lapidaron en el mismo sitio donde mataron a Metrano».
La fecha de martirio asignada proviene de que este hecho se narra inmediatamente después del martirio de san Metrano, y como sucedido en el mismo tiempo; en aquél Eusebio señala que ocurrió el año anterior a que se iniciara oficialmente la persecución de Decio, es decir, antes del 250.
Eusebio, Hist. Eccl., VI,41,4. P. Allard, Hist. des perséc, vol. II, p. 251. Quentin, Les martyrol. histor. du Moyen Age, pp. 418 y 546.