Bertilda, nacida en Francia hacia el 630, era monja en el monasterio de Jouarre, en Meaux. Cuando la reina santa Batilde, esposa de Clodoveo II (Clovis II), rey de los Burgundios, fundó en el 659 el monasterio de Chelles, nombro abadesa a santa Bertilda. El monasterio cobró gran auge bajo su báculo, y la propia reina, una vez viuda, ingresó al claustro, en el 665.
Bertilda murió en el 705, fue abadesa por cuarenta y seis años, con gran fama de austeridad, y sus reliquias se conservan en la iglesia de San Andrés, en Chelles.