La santa Antonina que conmemora en este día el Martirologio Romano, era una mujer que posiblemente fue martirizada por mandato del gobernador Prisciliano, durante la persecución de Diocleciano. Parece indudable que fue cruelmente torturada, pero no es posible afirmar en que forma murió. De acuerdo con uno de los relatos, permaneció colgada por un brazo durante tres días con su noches, arrojada luego a la prisión y, por fin, quemada en la hoguera. De acuerdo con otra versión, se la extendió en el potro de hierro, le fueron desgarrados los costados con los garfios y ahí mismo fue muerta por la espada; la tercera tradición relata que tras de sufrir muchos tormentos, fue metida en una bolsa o en un cofre y arrojada a un estanque. Se dice que su cabeza fue llevada a Praga en 1673.
En tanto que el Menaion griego asegura que Antonina recibió el martirio en Nicaea (Cea), en Bitinia, los españoles la veneran como una virgen y mártir de Ceja, en Galicia y, los isleños del Egeo consideran que murió en la isla de Cea. Es muy posible que, en realidad, Antonina sufriese el martirio en Nicomedia, puesto que esa es la ciudad mencionada en el antiguo Breviarium de Siria, a pesar de que ahí se hace mención de un hombre llamado Antonino. Los sinaxarios griegos están de acuerdo en conservar el apelativo en femenino, a Nicaea como el lugar de su muerte y el nombre de Prisciliano como el del gobernador que la mandó matar. Es curioso que en el caso de una mártir de historia tan oscura y para la que no existe ninguna «Pasión», el Hieronymianum proporcione abundancia de datos y detalles que no se encuentran en otras fuentes de información.
Delehaye, en su Comentario al Martyrologium Hieronymianum, p. 229, discute ampliamente la cuestión. Ver asimismo Analecta Bollandiana, vol. XXX (1911), p. 165. El Sinaxario de Constantinopla (editado por Delehaye), ce. 500 y 746.