San Vicente fue un diácono que vivió en Gascuña, probablemente hacia fines del siglo tercero. Al parecer, tan sólo por haber interrumpido una ceremonia pagana, que pudo haber sido una fiesta de los druidas, fue detenido en Agen y conducido ante el gobernador. Se le colocó boca abajo en el suelo, con brazos y piernas atados a estacas clavadas en tierra; en esta posición se le azotó brutalmente y luego se le cortó la cabeza. Sus restos fueron enterrados en Mas d'Agenais. San Gregorio de Tours y Fortunato de Poitiers afirman que durante los siglos sexto y séptimo grandes multitudes acudían en peregrinación a su tumba, desde todos los puntos de Europa.
Los hechos que se refieren al martirio son bastante inciertos y el Padre Delehaye expresa sus dudas de que haya ocurrido en realidad la supuesta tragedia de Agen; se inclina a creer que la historia fue fabricada con el fundamento de algún culto especial, cuyo origen y forma se desconocen, que se le tributaba al gran mártir español san Vicente. A pesar de todo esto, las referencias que hacen san Gregorio de Tours y Fortunato sobre el particular son bastante antiguas, y los argumentos contrarios no lo suficientemente de peso como para ir contra esa antigüdad del culto y quitarlo del Martirologio, donde, incluso en su última edición, continúa inscrito.
Existen varios textos de la pasión de este mártir, incluidos en Acta Sanctorum, junio, vol. II; para mayores detalles, ver a Delehaye en CMH., p. 312 y la marquesa de Maillé, Vincent d'Agen et Vincent de Saragosse (1949). Véase especialmente a Fr. B. de Caiffier en Analecta Bollandiana, vol. LXX (1952), pp. 160-181.N.ETF: he retocado ligeramente la redacción original del artículo.