Ulpiano quedó inscripto en el Martirologio Romano por el Card. Baronio un día después de Apiano y Teodosia, mártires de Palestina, mencionados por Eusebio de Cesarea en su historia de los mártires de Palestina. La referencia proviene del mismo Eusebio, quien introduce en el capítulo V de su obra el siguiente párrafo: «Casi al mismo tiempo [del martirio de Apiano, que es de lo que venía hablando], en la ciudad de Tiro, un joven llamado Ulpiano, después de terribles torturas y azotes más severos, fue encerrado en un cuero de buey crudo, con un perro y con un reptil venenoso, un áspid, y echado en el mar. Por tanto, yo creo que bien se lo puede mencionar en relación con el martirio de Apiano.»
El castigo de encerrarlo en esas condiciones era uno de los más horribles que se concebían, y se reservaba habitualmente para los parricidas, lo que da una idea de la ferocidad que alcanzaba en aquellos momentos la persecución.
Carecemos, como suele ser normal, de cualquier otra precisión; el año del martirio está fijado en relación al de Apiano, y varía, según las distintas interpretaciones de la cronología del imperio romano, entre el 304 y el 306.
Ver Eusebio, «Historia de lso mártires de Palestina», actualmente apéndice al libro VIII de su Historia Eclesiástica, aunque no publicado en algunas versiones; ver también Acta Sanctorum, abril, I, pág. 250.