En el siglo VII, había todavía muchos paganos en la región de Brabante (que coincide con parte de los actuales Países Bajos y Bélgica). En la zona de Hasbaye se venera a san Trudo especialmente, por el celo con que predicó allí el Evangelio. Sus padres eran francos. Trudo se consagró al servicio de la Iglesia, y san Remado le envió a la escuela catedralicia de Metz, donde fue ordenado por san Clodulfo. Después, volvió el santo a la región que le había visto nacer, y allí predicó el Evangelio a los paganos, y en sus posesiones construyó una iglesia y un monasterio. La actual Saint-Trond, entre Lovaina y Tongres, deriva su nombre de dicho monasterio. San Trudo fundó también un convento de religiosas en las cercanías de Brujas. Sobre su vida escribió el diácono Donato una biografía, menos de un siglo después de la muerte del santo, que es fidedigna en su conjunto. Sus reliquias se encuentran en un magnífico relicario decorado con escenas de su vida, en la Iglesia de Nuestra Señora, en Saint-Trond, Bélgica.
Hay una edición crítica de la biografía de Donato hecha por Levison en Monumenta Germaniae Historica, Scriptores Merov., vol. VI. La biografía que escribió Teoderico es de poco valor. Véase Van der Essen, Etude critique sur les saints mérovingiens (1907), pp. 91-96. El antiquísimo texto de Wissenburg del Hieronymianum menciona a san Trudo. Véase M. Coens, en Analecta Bollandiana, vol. LXXII (1954), pp. 90-94, 98-100.