Quiliano era un monje irlandés. En el año 686, antes o después de recibir la consagración episcopal, partió a Roma con once compañeros, y el papa Conón (686-687) le encargó predicar el Evangelio en Franconia (Baden y Baviera). El santo, asistido por el sacerdote Coimano y el diácono Totnano, convirtió y bautizó a numerosos paganos en Würzburg. Entre dichos convertidos figuraba el duque de la ciudad, Gosberto.
Una biografía medieval narra en la forma siguiente el martirio de san Quiliano: El duque había contraído matrimonio con Geilana, la viuda de su hermano. San Quiliano le indicó que tal matrimonio era inválido, y el duque prometió separarse de Geilana; pero ésta, enfurecida, aprovechó la ausencia de su esposo, quien había partido a una campaña militar, para que sus esbirros decapitaran a los tres prisioneros. Consta con certeza que Quiliano, Coimano y Totnano evangelizaron realmente la Franconia y la Turingia oriental y que fueron mártires; pero hay razones para dudar sobre la autenticidad de la leyenda que acabamos de relatar. Algunos autores atribuyen el asesinato a Gosberto y tal versión no es inverosímil, ya que, dadas las circunstancias y la época, es probable que Gosberto y Geilana hayan tratado de suprimir, de común acuerdo, a aquellos misioneros que predicaban una doctrina tan exigente en cuestiones de moral.
El culto de San Quiliano existió en Irlanda, así como en las diócesis de Würzburg, Viena y algunas otras. En Acta Sanctorum, julio, vol. II, hay dos biografías medievales de san Quiliano. Véase también Gougaud, Gaelic Pioneers of Christianity, pp. 140-141, y Les saints irlandais hors d´lrlande, pp. 125-129. Las obras más recientes se hallan citadas en Analecta Bollandiana, vol. LXXI (1953), pp. 450-463. En la imaginería, muy abundante, ya sea solo o acompañado de Coiman y Totnan, lleva siempre una espada dorada en la mano.