Nació en Lo-Tche-Hien hacia el año 1780 en el seno de una familia cristiana que cuidó con mucho interés su educación religiosa. Primero se ocupó en la guarda del ganado, pero de pastor de animales pasó a pensar en ser pastor de almas, ayudado en el discernimiento de su vocación por el misionero del lugar. Pablo ingresó en el seminario y fue ordenado sacerdote cuando tenía unos 30 años. Se le encomendaron sucesivamente los distritos de Sin-Tou y Te-Yang, ambos en la orilla del río Yang-Tse y se mostró como un sacerdote amable, modesto y sencillo.
Llegada la persecución, redobló su celo apostólico. Estaba celebrando la santa misa el día 15 de agosto de 1817 cuando llegaron para prenderlo. Pidió licencia para acabar la santa misa, y al término de la misma se entregó. Fue arrestado junto con su criado. Conducido a la cárcel, fue azotado con tiras de cuero y luego se le dijo que si pagaba una determinada cantidad obtendría la libertad; pero no se pudo reunir la cantidad pedida. Fue enviado entonces al mandarín, que lo interrogó, y ante el cual confesó ser cristiano y sacerdote, dispuesto a dejarse matar antes que apostatar. El mandarín lo condenó a muerte y pidió a la corte imperial la confirmación de la sentencia. Llegó la confirmación y Pablo fue estrangulado en Tog-Kiao-Tchang, el 13 de febrero de 1818. Juan Pablo II lo canonizó el 1 de octubre de 2000 con los otros mártires de China.