Prácticamente todo lo que sabemos sobre el santo proviene de la memoria cultual, ya que no se ha conservado ninguna narración biográfica de su vida, ni ningún catálogo sistemático de milagros o registro de las traslaciones de sus reliquias, como ha ocurrido en otros casos. Sin embargo, el culto al santo en capillas y oratorios se encuentra extendido por toda Normandía, desde la remota antigüedad.
Según un leccionario local, Oratario nació de una familia noble, e ingresó al monasterio a la edad legal mínima en esos momentos, a los doce años. Se empeñó de tal modo en la práctica de la virtud, que su fama de santidad comenzó a extenderse por fuera de los límites del monasterio. A los 50 años aproximadamente fue elegido abad, y en ese encargo sagrado redobló su buen ejemplo: cocía con sus propias manos el pan de cebada que era su único alimento habitual, cuando no hacía ayuno; de bebida, tan solo agua. Evitaba el trato con mujeres, por ser fuente de tentaciones para el monje, pero no debe interpretarse esto como misoginia, sobre todo teniendo en cuenta que de los milagros que realizó se nos han conservado dos, que tienen como beneficiarias a mujeres: en un caso fortaleció con sus oraciones los miembros de una joven muchacha que no podía caminar a causa de la debilidad de su cuerpo, y en el otro limpió la piel de una mujer afectada de lepra.
Tenía gran devoción a la Virgen María, en cuyo honor hizo construir una capilla en el monasterio. Voló al cielo un 15 de abril, luego de una larga vida de noventa y ocho años, casi cincuenta como abad. Y aunque el diablo intentó, como lo había hecho en toda su vida, restarle méritos, el poder de su santidad se afianzó con grandes milagros ante su tumba, por lo que el culto se extendió con rapidez, y continúa en al actualidad.
Se lo recuerda localmente en las fechas del 21 de mayo y del 29 de mayo, que corresponden seguramente a sendas traslaciones de reliquias, pero cuyo detalle no nos ha llegado. El Martirologio Romano actual, en su edición española, indica como siglo el XI, pero se trata seguramente de un error de imprenta (de los tantos de esa edición) por "VI", ya que el siglo VI para la vida de nuestro santo está bien atestiguado.
Ver Acta Sanctorum, mayo V, pág. 37 del 21 de mayo, que cita por extenso el leccionario; también el resumen del mismo documento en Guerin, Petits Bollandistes 6, pág. 301, correspondiente al 29 de mayo. Puede leerse la historia del culto y su vigencia actual en la Chapelle Saint-Ortaire