El Hno. Branca de Gandino (siglo XIII) es el más antiguo escritor que menciona a san Narno; colocó al santo como obispo de Bérgamo, después de la persecución de Dioclesiano. Recibió la tarea episcopal probablemente hacia mediados del siglo IV; según algunos estudiosos en los años 334 a 345, y fue de san Ambrosio de quien recibió la ordenación como tercer obispo de Bérgamo.
Su lugar de nacimiento es desconocido, podría ser Castione, Ogna o Villa d'Ogna, pero parece preferible Ogna (en Bérgamo); habría hecho construir la primitiva basílica alejandrina, de la que fue promotora santa Grata. Murió en su sede de Bérgamo, hacia el 345, y fue sepultado a cuatro metros de profundidad del coro, en la cripta de la antigua iglesia alejandrina, que era el lugar de martirio de san Alejandro. Allí fue honrado Narno con un altar, y la celebración anual de una liturgia solemne.
En 1561 se demolió la antigua basílica de San Alejandro, por orden de Venecia -que dominaba en la región-, y las reliquias de san Narno, junto a la de su sucesor san Viator y de otros santos, fueron trasladadas a la iglesia de San Vicente, actual catedral de San Alejandro, donde hasta hoy se veneran. Durante estos trabajos se encontró una lápida antigua que inidicaba el lugar donde estaban sepultados, ya sea san Narno, o san Viator, indicando «Episcopus Narnus Christi Confessor». Si a Narno le correspondió el título de «confesor», que antiguamente correspondía a quienes habían sufrido como mártires sin haber muerto por ello, es posible que Narno haya sufrido en su juventud maltratos por la fe, en época de la persecución de Dioclesiano.
Traducido para ETF, con algunos cambios, de un artículo de Antonio Borrelli.