San Macario es muy popular en Flandes, donde el pueblo le venera como patrono contra las epidemias. Sabemos muy poco sobre él. Como sucede con frecuencia cuando se trata de santos no canonizados formalmente, la leyenda sustituye a la historia. Se dice que san Macario fue obispo de Antioquía; no es imposible que el Macario que gobernaba el año 970 la Iglesia de Antioquía de Pisidia, haya nombrado a nuestro santo por sucesor suyo. En todo caso, san Macario no fue nunca arzobispo de Antioquía de Siria. Para huir de los honores que ponían en peligro su humildad -dice la leyenda-, Macario distribuyó sus posesiones entre los pobres y partió en una peregrinación a Jerusalén, donde los sarracenos le tomaron prisionero y le torturaron. El santo logró finalmente escapar y atravesó Europa, haciendo milagros. Según se cuenta, pasó por Mainz, Colonia, Malinas, Cambrai y Tournai, hasta llegar a Gante. Allí le recibieron hospitalariamente los monjes de Saint-Bavon en la casa de huéspedes del convento. San Macario fue víctima de la peste; como la epidemia cesó inmediatamente después de su muerte, tal como él lo había profetizado, se cree que san Macario se ofreció a Dios por los pecados del pueblo.
Ver Acta Sanctorum, abril, vol. I, donde se hallan dos biografías latinas. La primera de ellas fue escrita por un monje de Gante, llamado Eremboldo, en 1047; la segunda es un documenta extravagante que apareció en 1067, cuando se colocaron en un relicario los restos del monje. Cf. el volumen de Aufsatze en honor de G. Waitz (1886), pp. 642 ss. En flamenco y en francés existen varias biografías de tipo popular, como la de J. J. de Smet (1867). Imagen: talla en madera en Kortenbos, Bélgica, anterior al siglo XIX.