Era natural del pueblo de Cai-Nhum en la Cochinchina (actual Vietnam), donde había nacido en 1790, pero se había trasladado al de Mac-Bac. Aquí era una persona socialmente considerada. Propietario de tierras, cultivador de arroz, vivía desahogadamente. Y era, al mismo tiempo, un sincero cristiano. Practicaba la religión con fervor y socorría largamente a los pobres, visitaba a los enfermos, componía discordias y hospedaba en su casa con gran afecto a los misioneros.
Su martirio se debió a la venganza de dos despechados. Dos cristianos le pidieron un préstamo, que él no consideró oportuno concederles en su totalidad. Entonces, disgustados con él, idearon el modo de vengarse acusándolo de tener en su casa a un sacerdote, lo que por ley estaba prohibido. Y para cerciorarse mandaron a sus mujeres que alegaron que querían confesarse con el sacerdote que se hospedaba en la casa. En efecto estaba allí san Pedro Nguyen Van Luu, con quien las mujeres confesaron. Entonces los dos despechados denunciaron a José bajo la acusación de que hospedaba sacerdotes. La casa fue registrada y en lugar de hallar al P. Luu hallaron al P. Minh, que acababa de venir.
El sacerdote, José y otros cristianos fueron arrestados y llevados a la capital Vinh-Long, donde fueron conminados a pisotear la cruz y apostatar. Al negarse a hacerlo, el sacerdote fue condenado a muerte y José y los demás al destierro. Marchó entonces a Ang-Yang, donde sólo estaría unos meses, pues se decretó de nuevo su prisión en la capital. Aquí en la cárcel se dedicó a la oración, llevó su encierro con mucha paciencia y hasta logró que cuatro apóstatas se reconciliasen con la Iglesia. Su organismo debilitado no resistió las penalidades de la cárcel y murió en ella el 2 de mayo de 1854. Fue canonizado el 19 de junio de 1988.