Gualterio nace en Lodi hacia el 1184, hijo de unos padres muy piadosos que habían prometido dedicar a Dios su hijo si el Señor se lo concedía. Cumpliendo el voto fueron a Roma y en la basílica de San Pedro consagraron el hijo a Dios y vueltos a Lodi lo educaron para la vida religiosa, tomando a los quince años el hábito de hermano hospitalario. Muerto su padre, Gualterio colocó a su madre en un convento y tras vender todos sus bienes y darlos a los pobres, marchó a Piacenza donde ejerció el servicio hospitalario en el Hospital de San Raimundo in Palmerio.
Unos años más tarde vuelve a Lodi y sirve como hospitalario en el Hospital de San Bartolomé. Por fin, viendo la necesidad de un hospital y hospicio para peregrinos y viandantes, sobre todo enfermos, en la entrada del pueblo, pide y alcanza del municipio un terreno a las afueras de la población, que se le concede el 30 de abril de 1206. Aquí, apoyado por el sacerdote Everardo, levanta la deseada casa de acogida para peregrinos y enfermos, juntándosele luego otras personas para compartir el servicio a los acogidos, así hombres como mujeres. Llevaba una vida de gran austeridad: andaba descalzo, vestía una túnica basta, ayunaba con frecuencia, pasaba largas horas en oración y daba abundantes limosnas a los necesitados. Amplió luego su obra abriendo otras instituciones similares a la suya por la diócesis de Lodi y que funcionaron como filiales de su hospital original.
Rodeado de fama de gran santidad murió el 22 de julio de 1224 y su tumba fue enseguida objeto de culto popular. La diócesis de Lodi celebra su memoria litúrgica. Su cuerpo fue robado en 1384, pero finalmente fue restituido a Lodi, donde goza de gran veneración.
La única fuente para conocer la vida del beato es una biografía contemporánea, la «Vita beati Gualterii confessoris», escrita por el canónigo Bon Giovanni, pero de la que hay sólo hay una copia tardía. La cuestión de las reliquias, el robo, el reconocimeinto, etc. está extensamente tratado en el artículo del santo en Santi e beati, de donde he tomado el dato, lo demás proviene de Año Cristiano que, aunque no trae bibliografía, bebe, sin duda, de la misma fuente. Como en tantos otros d ela época, aunque por tradición es llamado «san» Gualterio, realmente corresponde a beato, ya que sólo ha recibido una indirecta aprobación del culto al autorizarse misa y oficio en su honor.