Fue alrededor del 1060 cuando Vital, abad del monasterio de Rhuys, situado a orillas del mar en la región de Vannes, escribió la «Vita» del fundador del monasterio, san Gildas. El propio autor asegura haberse inspirado en antiguos documentos y tradiciones, pero al mismo tiempo amplió su relato con episodios y datos edificantes o folclóricos, según la tendencia de los hagiógrafos de su tiempo, de tal modo que hoy es imposible distinguir entre la parte histórica y la legendaria.
Gildas nació a fines del siglo V en Gran Bretaña, a orillas del río Clyde, río escosés, de una familia de príncipes. Tras la primera infancia, fue confiado al santo abad Iltuto, fundador del monasterio de Llaniltud Fawr, en Gales, célebre centro cultural con multitud de discípulos, en el que tuvo como compañeros a los santos celtas Sansón de Dol. Pablo de León y Lunario.
Hacia los 20 años, Gildas se trasladó a Gales "para recoger la doctrina de otros estudiosos de la filosofía y las divinas letras"; fue ordenado sacerdote en el 518 y decidió hacer obra misionera, y a través de su predicación reconducir al cristianismo casi desaparecido las regiones septentrionales de Gran Bretaña.
Poco más tarde fue llamado por santa Brígida de Kildar († 525 c.) a Irlanda, para revitalizar la iglesia local, que después de la muerte del obispo evangelizador san Patricio († 461 c.), estaba en plena decadencia. Gildas restableció la disciplina en los monasterios, y con otros fundó la célebre escuela de Armagh, provocando numerosas conversiones.
Vuelto a Inglaterra, junto a dos estudiosos bretones, David y Cadoc, compuso una «Misa nueva» para la iglesia celta, después se retiró al sur del territorio francés de la Armórica (antiguo nombre de la Península de la Bretaña, llamada Britania por los bretones que se refugiaron allí en el siglo V), viviendo en soledad en el islote de Houat, en pleno océano. Pero su presencia orante, si bien oculta y aislada, bien pronto fue notoria para los pescadores de la región, y la noticia se difundió, tanto que numerosos discípulos se le acercaron. Por esto Gildas consideró necesario fundar un monasterio para acogerlos, edificio que fue construido en el lugar de una antigua fortaleza romana, en la vecina península de Rhuys, estrecho de tierra de la Francia septentrional, frente a la isla de Houat.
Después de cierto tiempo, sin embargo, volvió a emprender la vida solitaria junto a Bieuzy, otro santo eremita bretón, en la ribera del Blavet, a los pies del pico de Castennec. En este lugar habría escrito el «De excidio et conquestu Britanniae» («Ruina y conquista de Britania»), que le procuró el nombre de «sabio», y, siempre cerca de este lugar, habría resucitado a Trífida, madre de Trémoro, que había sido asesinada por su marido, el tirano de Conomer.
Seguidamente recorrió la Cornovala armoricana, siempre predicando, provocando conversiones y fundando monasterios, y luego, llamado por el rey Ainmir, retornó a Irlanda. Al fin se trasladó de nuevo a Rhuys, pero en uno de sus retiros de soledad en la isla de Houat, murió el 29 de enero del 570 (aprox). Por su expreso deseo, su cuerpo, puesto en una barca, fue dejado en el mar, ritual muy utilizado por las poblaciones costeras del norte. Pero la barca fue luego encontrada encallada en la arena en la costa de Rhuys, el 11 de mayo siguiente, y el cuerpo fue entonces inhumado en la iglesia del monasterio.
Hacia el 919, por temor a las correrías normandas, los monjes de Rhuys trasladaron el cuerpo de su fundador san Gildas a Bourg-Dieu, junto a Chateauroux (Indre), en el interior de la Bretaña, donde fue edificada una iglesia en su honor; la abadía de Rhuys a inicios del siglo XI fue revalorizada por san Félix, y llegó a ser el centro de la espiritualidad de toda la región, tumba de numerosos descendientes de los duques de Bretaña, y conservada intacta hasta la Revolución Francesa.
Hoy el monasterio esta ocupado por las Hermanas de la Caridad de San Luis, y en el coro románico de la iglesia abacial, en la actualidad parroquia, se venera junto al altar mayor la tumba y algunas reliquias de san Gildas.
Traducido para ETF de un artículo de Antonio Borrelli en Santi e Beati.