La tumba de mármol antigua decía «Hic requiescit corpus S. Eustasii confessoris» (aquí descansa el cuerpo de san Eustasio, confesor). Lamentablemente, toda la noticia que tenemos acerca de este santo obispo es de origen cultual, es decir, no tenemos testimonios sobre su vida, sino sobre el culto que se le tributó posteriormente, y sobre la veneración de sus reliquias. En 1619, el arzobispo de Nápoles Decio Caraffa organiza el calendario santoral de la diócesis, donde inscribe al santo. Y Fernando Ughello, en el tomo 6 de su «Italia Sacra», en 1659 escribe: «San Eustasio sucedió a Agripino como séptimo obispo napolitano, hacia el año 180, y honró está iglesia con sus preclaras virtudes». Se ha conservado su tumba, en uno de los altares de la catedral, y se conserva también el testimonio de un traslado de las reliquias realizado en 1530, a una urna de plata, «para que con mayor veneración puedan los napolitanos honrarlo». Fuera de esto, no hay nada más sobre él que pueda afirmarse con certeza. Murió a fines del siglo II o inicios del III, y su culto fue confirmado en 1884.
Ver Acta Sanctorum, marzo, III, pág 768. Confirmación de culto en ASS 17 (1884) pág. 398.