Se desarrolló una amplia leyenda en torno a san Aventino de Troyes, que puede leerse en Acta Sanctorum, en la cual se nos narra que habría terminado sus días como presbítero ermitaño; sin embargo, parece que el Martirologio Romano ha preferido ceñirse a la noticia original, tal como bervemente la transmite san Gregorio de Tours en su tratado «In gloria confessorum», donde no menciona en ningún momento que Aventino haya llegado a ser sacerdote. De todos modos, es importante tener presente esa ampliación posterior, porque en la imaginería del santo aparece revestido con ornamentos sacerdotales.
Gregorio de Tours nos cuenta que Aventino fue servidor del gran obispo san Lupo de Troyes, famoso por haberse ofrecido a Atila como rehén a cambio de que el bárbaro invasor no entrara en Troyes. Parece que la redención de cautivos fue una de las buenas obras practicadas por Lupo, y en esto era seguido por su discípulo y servidor Aventino, quien colaboraba con el obispo en ello. Gregorio se extiende en la anécdota de un recate practicado por el santo, en el que los patronos del esclavo quisieron engañar al santo y, como el matrimonio de Ananías y Safira de Hechos de los Apóstoles, terminaron muriendo; él de una especie de gangrena que nace en el dedo con el el que juró en falso, y ella de un dolor de cabeza. Quizás por esta anécdota el santo es invocado contra el dolor de cabeza, y aparece frecuentemente representado tocándose él mismo la cabeza. Murió hacia el 537.
La «Vita» de Lupo de Toryes parece ser un escrito bastante tardío, y pareja suerte corren las «vidas» de los que están consignados como discípulos suyos. Los bolandistas dedican al santo un amplio artículo en Acta Sanctorum, febrero, 1, pág 484ss, donde citan, entre otros textos, el nº 67 de In Gloria Confessorum, que posiblemente deba considerarse hoy por hoy el único pasaje verdaderamente antiguo (en el mismo siglo del santo) donde aparece mencionado.