Atanasio era diácono en la iglesia de la Santa Resurrección del Señor en Jerusalén. Allí servía al Señor con entrega y devoción y era firme su adhesión a la fe verdadera. Convocado el concilio de Calcedonia (IV Ecuménico) en 451 para resolver el tema de las dos naturalezas de Cristo, el obispo jerosolimitano, Juvenal, no acudió al concilio, y su ausencia fue aprovechada por el monje monofisita Teodosio para hacer propaganda de su doctrina y pedirle al pueblo que se adhiriera al partido eutiquiano y se negara a aceptar la definición del santo concilio.
Atanasio se puso en contra de tal proceder y de manera pública y ostentosa se manifestó en contra, exigiendo que todos se adhirieran al concilio de Calcedonia y a su definición y tuvieran una fe recta acerca de la doble naturaleza de Cristo. Teodosio temió que las palabras de Atanasio hicieran mella en el pueblo y por ello decidió el asesinato del diácono, que se cumplió, dando éste su vida en defensa de la fe verdadera. Era el 5 de julio del año 451 o 452.