Arquipo es uno de los tantos personajes cuya referencia se ha perdido para nosotros, aunque probablemente para san Pablo, que es quien dos veces lo nombra, debía ser alguien querido, ya que lo llama «nuestro compañero de armas» (Filemón, versículo 2). En Carta a los Colosenses Pablo le envía un mensaje: «Decid a Arquipo: 'Considera el ministerio que recibiste en el Señor, para que lo cumplas'»; ¿cuál es ese ministerio? tal vez el de la predicación a los gentiles, si por la referencia anterior -el «compañero de armas»- hay que entender que Pablo lo considera semejante a él mismo en algún aspecto.
Es cierto que Carta a los Colosenses (no así Carta a Filemón, cuya autenticidad paulina es unánimemente admitida) tiene fuertes posibilidades de ser «pseudo-epigráfica», es decir, de ser una carta escrita con posterioridad a la muerte de Pablo, por alguien de su escuela, y puesta bajo la firma del maestro, ya sea voluntariamente -como una manera de mostrar que la autoridad doctrinal era sólida, procedimiento habitual en la antigüedad-, ya sea por fusiones de textos en el proceso editorial. Sin embargo eso, que puede aceptarse para el conjunto de la carta, no quiere decir que los saludos sean inventados, o las referencias a Pablo y su entorno puramente artificiales: apenas si nos hacemos una idea de cómo se han transmitido los textos antiguos (no sólo de la Biblia), y en muchos casos pudo haber ocurrido que "billetes ocasionales" de Pablo, con saludos o pequeños mensajes a compañeros de ruta, hayan acabado editados en relación a cuerpos doctrinales más amplios, cosa que posiblemente ocurrió en el caso de esta carta. En todo caso, la referencia a Arquipo en Colosenses parece adecuadamente concordante a la de Filemón, por lo que puede aceptarse que se refieren al mismo personaje, y que ese personaje es alguien conocido de Pablo.
Se ha supuesto que podría ser el hijo de Filemón y Apfia, ya que encabeza la carta y se menciona allí una «Iglesia en casa»; sin embargo es una hipótesis que no tiene más que la imaginación para sostenerse, ya que la noción de «iglesia doméstica» no necesariamente representaba en el primer siglo la existencia de vínculos familiares, sino que describía la situación de cristianos que se reunían en casas de familia para orar, exhortarse recíprocamente y partir el pan.
Aunque no sabremos en esta vida a quién se refiere san Pablo con cada una de estas menciones, el recuerdo que hace de las personas que formaban el entorno de su predicación nos ayuda a conectar con esa pequeña iglesia inicial, que no era sólo -ni siquiera principalmente- una «usina doctrinaria» sino una comunidad concreta de hombres y mujeres con nombres, con lazos recíprocos, con experiencias comunes. Arquipo fue inscripto en el Martirologio Romano basándose en el Martirologio de Adón, de hacia el siglo VIII o IX.
Bibliografía: sobre Arquipo es escasísima, naturalmente, pero puede verse un resumen de las hipótesis sobre el personaje en la introducción a la Carta a Filemón, por J.A. Fltzmyer, en Comentario Bíblico «San Jerónimo», volumen 3, pp 203ss.