En el Chronicon Trenorchiense (las crónicas del monasterio del que fue Abad Ardano) hay poquísimas noticias sobre él; quizás porque el autor consideró que era inútil extenderse sobre el gobierno de Ardano, decimotercer abad de Tournus (Saôn-et-Loire), del momento en que su recuerdo debía estar bien vivo en la mente de sus lectores.
Ardano sucedió a Barnerio, rigió la abadía por veintiocho años, y podemos establecer su cronología por el recuerdo de una carestía que convulsionó la región entre el tercero y el quinto año de su gobierno. Esta espantosa carestía duró del 1031 al 1033, y por tanto Ardano llegó a ser abad en el 1028 y lo fue hasta el 1056. Se empeñó con todas sus fuerzas en aliviar los sufrimientos de los pobladores, que llegaban a la desesperación, distinguiéndose por su generosidad y caridad. Durante su gobierno, el monasterio recibió en donación las iglesias de San Juliano, en la diócesis de Ginebra (Annecy), y de San Ferreolo, en la diócesis de Vienne.
El cuerpo de Ardano, muerto en 1056, fue sepultado en el claustro de la abadía y en 1140 el abad Pedro II supervisó la exhumación y el traslado a una capilla dedicada a él, aunque en 1562 los hugonotes dieron a las llamas sus reliquias. Ardano recibió inmediatamente culto público, y en Tournus se celebran tres fiestas anuales a su nombre: el 13 de junio y el 5 de octubre, traslaciones de sus reliquias, y el 11 de febrero en recuerdo de su nacimiento en el cielo.
Traducido, con escasos cambios, de un artículo de Gérard Mathon en Enciclopedia dei Santi.