En la ciudad de Kokura, reino de Fingen, en el Japón, fueron martirizados el día 16 de agosto de 1620 dos matrimonios y el hijo de uno de ellos, acusados no solamente de ser cristianos sino también de haber hospedado a los misioneros extranjeros. Ambas acusaciones eran verdaderas, pues se trataba en efecto de cristianos convencidos que habían dado de muy buena gana hospedaje en su hogar a los misioneros y colaborado así al mantenimiento de la cristiandad nipona y a la difusión del evangelio. Su martirio, al que los condenó el prefecto Yetsundo, consistió en que fueran crucificados cabeza abajo, teniendo una agonía larga y dolorosa. Las dos familias fueron beatificados el 7 de julio de 1867 por el papa Pío IX.
Simón Bokusai Kyota era miembro de una de las más antiguas familias cristianas de Bungo y era oficial del ejército real. Era cofrade del Rosario y había difundido con todo entusiasmo el evangelio en su entorno social. Su esposa María Magdalena era unánime con él en la profesión y difusión de la fe cristiana, y extremadamente servicial con los misioneros a quienes hospedaba.
Tomás Gengoro era también cofrade del Rosario y no sólo había hospedado a los religiosos sino que había difundido la fe entre sus amistades cuanto había podido. Su esposa María (a veces llamada Marta) participaba de sus mismos sentimientos religiosos, y era cofrade también del Rosario. Tomás era un niño de dos años, hijo de ambos, muerto por ser un niño cristiano, uno de los más jóvenes mártires beatificados.