Glastonbury, por el prestigio que tiene en la leyenda y en la historia, ocupa un sitio único entre los muchos grandes monasterios antiguos de Inglaterra. Aunque no se puede admitir que haya sido fundado por José de Arimatea (ni otros datos fabulosos por el estilo), el simple hecho de que exista tal leyenda prueba cuánto veneraban los ingleses ese monasterio en la antigüedad. Por eso, es un hermoso símbolo el que el último abad de Glastonbury haya muerto por la fe a manos de las autoridades civiles, precisamente en el momento en que tantos monjes, sacerdotes y laicos, no estuvieron a la altura de su catolicismo. Ricardo Whiting nació en Wrington de Somerset, probablemente poco después de 1460. Se educó en la Universidad de Cambridge, donde obtuvo el grado de maestro en artes en 1483. En 1505, volvió a la Universidad a doctorarse en teología. Probablemente para entonces ya era monje. Recibió la ordenación sacerdotal en Wells. en 1501 y, durante algunos años, ejerció en el monasterio el cargo de camarlengo. En 1525, a la muerte del abad Bere, la comunidad pidió al cardenal Wolsey que nombrase un substituto. El cardenal eligió a Ricardo Whiting: «monje devoto e intachable, hombre discreto y prudente y sacerdote de gran saber y virtud». Uno de los que firmaron el nombramiento fue santo Tomás Moro.
El beato gobernó en paz durante diez años. En 1534, se exigió a los monjes que firmasen el acta de supremacía, en la que se afirmaba que el rey era el jefe de la Iglesia en Inglatrra. A excepción de Moro, Fisher, los cartujos y los franciscanos observantes, muy pocos se habían opuesto hasta entonces al juramento. Así pues, el P. Ricardo y sus monjes lo firmaron tranquilamente. Al año siguiente, los agentes reales visitaron el monasterio de Glastonbury. En su informe declararon (no sin lamentarlo) que en el monasterio reinaba tal orden, que no se podía acusar de nada a los monjes. A éstos dijeron que no se estaba tramando nada contra ellos. Al año siguiente, fueron suprimidos los monasterios menores. En 1539, fueron suprimidos también los monasterios mayores, excepto el de Glastonbury, en Somerset. En septiembre de ese año, se presentaron nuevamente los agentes del rey. Confiscaron en el monasterio varios documentos comprometedores (un libro contra el divorcio del rey, varias bulas pontificias y una vida de santo Tomás Becket), e interrogaron al abad. Ricardo se negó a renunciar a su cargo y manifestó «su traidora e infame opinión sobre Su Majestad y sus herederos». Por ello fue encarcelado en la Torre de Londres. El agente Layton envió a Cromwell un «libro de pruebas» de «diversas y numerosas traiciones» cometidas por el abad, pero el documento no se conserva, e ignoramos su contenido. Lo cierto es que, después de leerlo, Cromwell apuntó en sus «Recuerdos»: «Además, hacer que el abad de Glaston sea juzgado y ejecutado en Glaston» (como se ve, el poder ejecutivo se adelantaba al judicial). El desarrollo de los acontecimientos es bastante incierto. No sabemos si Ricardo Whiting fue juzgado en Londres, en Wells o en ambos sitios. Lo cierto es que fue condenado a muerte. El documento de la sentencia no se publicó ni se guardó en los archivos. Generalmente, se supone que el abad fue condenado por delito de alta traición (en ese caso tenía derecho a ser juzgado por sus iguales, es decir por los pares del reino). Los documentos que se conservan indican que el crimen de que se le acusó fue haber negado la supremacía del rey.
El beato Ricardo llegó escoltado a Wells, el viernes 14 de noviembre de 1539. Al día siguiente, se le trasladó apresuradamente a Glastonbury. Ahí se le negó el permiso de ir a despedirse de su comunidad (según parece, el mártir ignoraba que la comunidad había sido dispersada y que el monasterio estaba vacío). Los guardias le trasportaron en una carreta a la cima de Tor, colina de unos 180 metros de altura, desde la que se domina la ciudad. Allí, junto a la torre de la capilla de San Miguel, el anciano, que estaba «muy débil y enfermo», sufrió los horrores de la horca y el desentrañamiento. Antes del anochecer, se colocó su cabeza sobre la puerta del monasterio. El cuerpo, dividido en cuatro partes, fue enviado a Wells, Bridgewater, Ilchester y Bath. Después del abad, dos de los monjes sufrieron idéntico martirio. Fueron éstos el beato Juan Thorne, tesorero de la iglesia de la abadía, y el beato Rogelio James, sacristán. Su «delito», al que se calificó de «sacrilegio», consistió en esconder algunos tesoros de la iglesia para salvarlos de las manos del rey. Es posible que el beato Ricardo haya sido acusado de lo mismo. El pueblo de Somerset veneró durante mucho tiempo la memoria del santo abad; todavía hoy se le recuerda en Glastonbury y sus alrededores. El P. Guillermo Good, S.J., contemporáneo de los hechos, recapituló las pruebas del martirio. Probablemente gracias a esa obra, Gregorio XVI permitió que el retrato del mártir se incluyese en los frescos de la capilla del «Venerabile» de Roma. Ricardo Whiting fue beatificado junto con los demás en 1895.
En la diócesis de Clifton se celebra la fiesta de estos tres mártires el día en que murieron. En cambio, los benedictinos ingleses y la arquidiócesis de Westminster la celebran el 19 de diciembre, junto con la de otros dos abades mártires: Hugo Faringdon y Juan Beche.
Igual que para la nota sobre Hugo Faringdon, los principales materiales en que nos basamos para este artículo se encuentran en el calendario de Letters and Papers, Foreign and Domestic, of the reign. of Henry VIII, editado por J. S. Brewer, James Gairdner y R.H. Broodie (Record Office). El relato más exacto del martirio es el de Bede Camm Lives of the English Martyrs, vol. I (1904), pp. 372-412.