Ambos eran monjes de la Cartuja de Londres, cuyo prior era san Juan Houghton. Su martirio tuvo lugar con motivo de la proclamación de Enrique VIII como cabeza de la IglesIa en su país. Estos dos monjes, junto con los demás, accedieron a reconocer el nuevo matrimonio del rey con Ana Bolena, y así lo firmaron el 25 de mayo de 1534, pensando que con ello se dejaría en paz a la comunidad. Pero no fue así. Se les pidió más adelante que reconocieran también la soberanía espiritual del rey sobre la Iglesia inglesa, y entonces la comunidad se dividió. Unos aceptaron la propuesta cismática, sin pensar que posteriormente se suprimirían las comunidades religiosas, y otros se negaron bravamente a tal propuesta.
Martirizados ya san Juan Houghton y otros dos priores cartujos, estos dos monjes persistieron en su negativa a jurar la supremacía religiosa del rey y fueron enviados a la cartuja de Hull, cuyos monjes habían aceptado el cisma. Aquí fueron denunciados al delegado regio y llevados ante el Duque de Norfolk. Se les juzgó y condenó por desafectos a la cabeza de la Iglesia anglicana y por ser seguidores pertinaces del Obispo de Roma, y fueron condenados a muerte. Como la muerte a los rebeldes y traidores comprendía no sólo el ahorcamiento sino la descuartización y extracción de las entrañas, ése tendría que haber sido el género de muerte que se les diera a estos mártires. Pero se les hlzo gracia del destripamiento, y por ello, en York, el día 11 de mayo de 1537 fueron ahorcados con cadenas de hierro, quedando sus cuerpos expuestos muchos días en el patíbulo y siendo pasto de las aves de rapiña. Hasta el último momento ambos monjes manifestaron su comunión inquebrantable con el Papa y con la Iglesia. El papa León XIII confirmó su culto en diciembre de 1886.