La pasión y sufrimientos de los mártires de este grupo de deportados no se conserva en detalle, son cientos de pequeñas historias que nos hacen entrever un abismo de dolor por la fe, cuyos pormenores no han podido ser transmitidos. Estos sacerdotes eran confinados en dos viejas naves amarradas, y no partían ni quedaban, simplemente eran dejados allí, al imperio de la muerte. Los que iban sobreviviendo recordaban el momento de la muerte de sus compañeros, sus palabras, sus últimos pensamientos, e iban transmitiendo lo que podían. Así llegaron a nosotros a través de la relación que un cura de París publicó, primero anónimamente (ya que lo hizo en 1996), aunque luego ya se conoció el escrito original, su nombre y las circunstancias de su recopilación.
Acerca del P. Tabouillot nos cuenta que, cuando estaba ya próximo a la muerte, pidió a su compañero P. de Erigeât, deán de una capilla de Avranches, que le diera algo de beber; el deán le dijo que lamentablemente no tenía nada para darle, ni té, ni siquiera agua; a lo que el mártir contestó: «Ah!, es justo que yo padezca esta privación, ya que a mi adorable Salvador se le dio a beber hiel y vinagre...»
Es todo lo que nos ha llegado de su pasión. Nicolás Tabouillot había nacido el 16 de febrero de 1745 en Bar-le-Duc, Mosa, Francia, era sacerdote de la diócesis de Verdun, y fue deportado a la nave Washington, en Rochefort, por negarse a acatar la Constitución Civil del Clero. Murió el 23 de febrero de 1795.
Ver la «Relation des prêtres déportes à l'ile d'Aix» en Leclercq, Les Martyrs, volumen XVII, pág 205ss. La referencia a Tabouillot se encuentra en la pág 227.