Luis Urbano Lanaspa nació en Zaragoza el 3 de junio de 1882. Cursó los primeros estudios en las Escuelas Pías de su ciudad natal, y a los 14 años ingresa en el seminario diocesano para hacer los estudios de filosofía, y ejerce el cargo de sacristán en el Monasterio de Santa Inés, de monjas dominicas. Pero prefiere vivir su futuro sacerdocio en la vida religiosa e ingresa en la Orden de Predicadores, tomando el hábito el 30 de octubre de 1898 en Padrón, La Coruña. Hecha la profesión religiosa, pasó por los conventos de Corias, Asturias, y San Esteban, de Salamanca. Se ordenó sacerdote el 22 de septiembre de 1906. Había simultaneado la carrera eclesiástica con la de Ciencias Físicas, en las que se doctoró en la Universidad Central de Madrid. En 1912 es uno de los religiosos que se ofrecen para la restauración de la Provincia dominicana de Aragón, y es destinado a Valencia, donde despliega su actividad como predicador, profesor, editor, director de almas y promotor de la beneficencia social. Acompañando al cardenal Juan Bautista Benlloch, legado pontificio, visita Santiago de Chile, Perú y Ecuador como orador sagrado. La Orden le da el título de predicador general y el rey Alfonso XIII lo nombra «Predicador de Su Majestad». La Orden le da el título de «Maestro en Teología». Promueve la fundación del colegio-asilo de San Joaquín y de la policlínica de San Vicente Ferrer. El día 19 de julio de 1936 se ve obligado a dejar el convento, alojándose con familias amigas, hasta que el 25 de agosto es arrestado y aquella misma tarde fusilado. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia.