Nació en Palermo, Italia de familia aristocrática. Fue monje y abad benedictino, y muchos acudían a él para pedirle consejo y para su dirección espiritual. Su caridad para con los pobres fue extraordinaria y acudía presuroso donde quiera que hubiera una calamidad. Fue preconizado obispo de Catania y se entregó plenamente a todos, pero de modo especial a los más necesitados. Tuvo un cuidado y esmero especial para los sacerdotes, y promovió la vida parroquial con gran intensidad.
A pesar de su oposición, fue nombrado cardenal por el papa León XIII, pero no duró mucho en su cargo, pues su salud se deterioró rápidamente y murió dos años después. Los que lo amortajaron no encontraron en el ropero ni una sola pieza para cambiarle de ropa. Todo lo había dado para los pobres, hasta su propio pectoral y anillo. Murió en 1894, y su pueblo lo lloró como a un padre bueno y lo veneró como a un santo. Fue beatificado por el papa Juan Pablo II, el 25 de septiembre de 1988.