Fragmento de la homilía de SS Juan Pablo II en Brescia, en la misa de beatificación de José Tovini, el 20 de septiembre de 1998; la misma misa conmemoraba el centenario del nacimiento de SS Pablo VI, en Brescia, de allí el paralelismo que el Papa destaca.
Un gran testigo del Evangelio encarnado en las vicisitudes sociales y económicas de la Italia del siglo pasado es, ciertamente, el beato Giuseppe Tovini. Brilla por su fuerte personalidad, por su profunda espiritualidad familiar y laical, así como por el empeño con que se prodigó para mejorar la sociedad. Si observamos bien, entre Tovini y Giovanni Battista Montini existe un íntimo y profundo vínculo espiritual e ideal.
La honradez y la coherencia de Tovini tenían sus raíces en su relación profunda y vital con Dios, que alimentaba constantemente con la Eucaristía, la meditación y la devoción a la Virgen. De la escucha de Dios en la oración constante obtenía la luz y la fortaleza para las grandes batallas sociales y políticas que debió sostener a fin de tutelar los valores cristianos. Testigo de su piedad es la iglesia de San Lucas, con la hermosa imagen de la Inmaculada, donde se encuentran ahora sus restos mortales.